Basterra pone en jaque a Rosario Porto

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Rosario Porto y Alfonso Basterra, con su hija Asunta en el año 2005, tras la adopción.
Rosario Porto y Alfonso Basterra, con su hija Asunta en el año 2005, tras la adopción. Paco Rodríguez< / span>

El padre de Asunta señala a su ex al decir que ella tenía el Orfidal, que la niña durmió con ella cuando fue a clase drogada y que no le contó que llevó a su hija al chalé de Teo

10 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La guerra está a punto de estallar entre los padres de Asunta, acusados del asesinato de la niña y para los que el fiscal solicita 18 años de cárcel, petición que la acusación popular, que ejerce la asociación Clara Campoamor, eleva a 20. El escrito de defensa de Alfonso Basterra ha puesto en jaque a Rosario Porto al descargar en ella algunos de los puntos más oscuros del caso. Es evidente que el padre quiere jugar sus bazas para intentar salir absuelto a costa de dificultar aún más la delicada defensa de la madre, que tiene en su contra muchos más indicios que la señalan. Entre ellos, las grabaciones de las cámaras de seguridad, la certeza de que estuvo en el chalé familiar de Teo, donde se sitúa el asesinato, y la mancha de Orfidal en su vestido, el mismo sedante que se suministró a la pequeña al menos tres meses antes de su muerte y con el que también se la drogó el día de autos.

El orfidal

Rosario Porto dice que lo tomaba en casa de Basterra. En su declaración ante el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, Rosario Porto aseguró que, como era muy olvidadiza, su exmarido solía encargarse de suministrarle sus medicamentos, por lo que Alfonso Basterra tenía Orfidal en su domicilio y ella, que solía comer y cenar en el piso de él, acostumbraba a tomar allí sus pastillas.

El padre de Asunta admite que lo compró, pero nada más. El Orfidal es una patata caliente, porque fue el sedante con el que se drogó a la niña antes del asesinato y el mismo día del crimen. Por eso Basterra quiere en su escrito de defensa apartarse lo más posible de él y recalcar que era Rosario Porto la que lo tenía en su poder. Así, el padre de Asunta admite que lo compró, pero porque es un hecho demostrado por las recetas y las declaraciones de las farmacéuticas. En su descargo, explica que lo hizo porque se «encargaba de los recados domésticos» de la familia y recalca que tras adquirir las pastillas «entregaba las cajas de las medicinas a Porto inmediatamente después a comprarlas, siendo ella quien las guardaba y administraba en su propio domicilio».

Las acusaciones creen que se repartieron las tareas del plan. El fiscal y la acusación popular acusan a Alfonso Basterra de haber comprado grandes cantidades de Orfidal como parte del plan que habrían ideado y ejecutado conjuntamente para asesinar a su hija. Para ambos, la adquisición del sedante fue una de las tareas que recayó en el padre.

Las sedaciones

La madre de Asunta dice que durmió en casa del padre. Rosario Porto asegura que los días que su hija acudió a clases de música drogada había dormido en casa de su padre. También le señaló a él como el que le habría suministrado los «polvos blancos» -como los definió Asunta- que la pequeña les dijo a sus profesoras que le daban sus padres y que la hacían dormir.

Alfonso Basterra niega que pernoctase en su domicilio. Este es otro espinoso asunto. ¿Por qué se drogó con Orfidal a la niña antes del crimen? ¿Quién lo hizo y para qué? Sus profesoras de música han revelado varios episodios en los que acudió como dopada a sus clases. Basterra afirma ahora que en esas ocasiones pernoctó en casa de su madre. Es decir, que él no la drogó ni pudo hacerlo, pero sí Rosario Porto porque estaba con la niña.

El juez cree acreditado que la niña estaba con su padre. Ni el juez, ni el fiscal, ni la acusación popular, sin embargo, creen la versión de Basterra y todos ven acreditado que al menos en alguna de las ocasiones en las que Asunta acudió a clase drogada había dormido en casa de su padre.

La desaparición

Porto mintió inicialmente y luego se retractó. La mentira inicial de la madre la señaló desde el principio de la investigación. Primero dijo a la policía que había dejado a Asunta en su casa haciendo los deberes, pero una cámara de seguridad demostró que la había llevado a la casa de Teo.

Basterra asegura que todo lo que sabe es por su exmujer. Yo no sé nada más que lo que me contó Rosario Porto. Eso es, en resumen, lo que Alfonso Basterra dice en su escrito de defensa sobre la desaparición de su hija. Afirma que él permaneció toda la tarde en su piso y que Asunta salió de allí a las 17.15 horas «en perfecto estado». Es decir, vuelve a desmarcarse de su ex. Si algo malo le hizo ella, nada tiene que ver con él, viene a decir. Y aún más, la acusa de mentirle a él también, como a la policía, al decirle inicialmente que dejó a Asunta en casa haciendo los deberes y no explicarle que la llevó al chalé de Teo.

Fiscal y Clara Campoamor acusan a Basterra de mentir. Las acusaciones, como el juez Vázquez Taín, creen que Basterra miente también en este punto. Están convencidos de que salió de su casa la tarde del 21 de septiembre del 2013, cuando asesinaron a Asunta. En este sentido, dan absoluta credibilidad al testimonio de dos testigos que dicen haber visto a la niña con su padre en torno a las 18.20 horas, justo antes de que la pequeña se subiese al coche con su madre para ir a Teo. Es cierto que no hay ninguna prueba objetiva de que Basterra fuese también al chalé donde se supone que mataron a su hija, pero si pueden demostrar que Porto lo hizo y que él sabía que la pequeña fue a la casa con ella, él también estaría implicado en el plan, como sostienen. Primero porque habría mentido al afirmar que se quedó en su domicilio y segundo porque lo habría vuelto a hacer al decir que creía que su hija estaba en casa haciendo los deberes porque así se lo había explicado su ex.