El fiscal pide 18 años de prisión para los padres de Asunta, a los que acusa del asesinato de su hija

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO

Cree que idearon y ejecutaron conjuntamente el plan para matar a la niña. Por su parte la acusación popular pide 20 años de prisión para Rosario Porto y Alfonso Basterra

25 jun 2014 . Actualizado a las 20:36 h.

El fiscal del caso Asunta, Jorge Fernández de Aránguiz, ha acusado formalmente a los padres de la niña de Santiago, Rosario Porto y Alfonso Basterra, del crimen de la pequeña. Considera que son responsables como coautores de un delito de asesinato con alevosía y con el agravante de parentesco y por ello solicita para cada uno de ellos la pena de 18 años de prisión.

El fiscal acusa a Porto y Basterra de haberse puesto «de acuerdo para suministrar a su hija de forma continuada un medicamento que contiene lorazepam (...) y que produce somnolencia y sedación (...). Esta sustancia no le estaba indicada a la niña por ninguna dolencia. Sí que la tenía prescrita Rosario para sí. Se la suministraron repetidamente durante el verano del 2013», señala en su escrito de acusación.

Destaca el ministerio público que, «en ejecución del plan acordado», Alfonso hizo acopio de este medicamento, retirando en varias farmacias grandes cantidades del fármaco. Fernández de Aránguiz considera que el episodio del hombre con los guantes de látex que su madre dijo que entró en la casa el 4 o el 5 de julio y que intentó matar a la niña fue en realidad uno de los «episodios en los que le suministraron el medicamento» y que a raíz de ese incidente Rosario «hizo circular el rumor de que había entrado un asaltante en el piso, que habría agredido a madre e hija. Así se procuraban una forma de dar una explicación a la niña sobre los acontecimientos de la noche», explica el fiscal, que relata también los episodios de sedación sufridos por la pequeña en verano y que relataron las profesoras de música, que han declarado que Asunta estaba «drogada». Madre y padre tuvieron conocimiento de esos incidentes, porque como señala el fiscal, ambos llevaron o recogieron indistintamente a la niña de las clases y dieron explicaciones al ser preguntados.

El fiscal asegura además que Rosario Porto y Alfonso Basterra estuvieron juntos de vacaciones mientras dejaron a su hija al cuidado primero de su madrina en Vilanova de Arousa y después de la empleada doméstica en Val do Dubra.

«Una vez que comenzó el curso escolar en el IES Rosalía de Castro -afirma el fiscal-, los acusados volvieron a someterla (al menos una vez más) a los efectos del lorazepam. Tan intensos fueron que el 18 de septiembre, miércoles, la niña no estaba en condiciones de ir a clase y faltó al instituto. No acudió a ninguna de las clases ese día. Tampoco acudió a las clases de ballet que tenía programadas para el mismo día».

Continuando con su relato de los hechos, el ministerio público refleja como el 21 de septiembre del 2013, el día del crimen, «los acusados y su hija comieron juntos en el domicilio de Alfonso. Puestos de común acuerdo y con la intención de acabar con la vida de la niña, le suministraron una cantidad del medicamento indicado necesariamente tóxica para posteriormente, cuando hiciera efecto, asfixiarla». En este sentido, recuerda como la niña salió sola a las 17.20 horas del piso de su padre y que, algo después de las 18 horas, «Rosario, siguiendo el plan acordado con Alfonso, se llevó a Asunta a la finca de recreo de la familia situada en el lugar de A Poboa (Montouto, Concello de Teo). Para ello empleó su vehículo (...). Desconectó la alarmade la casa a las 18.33 horas».

La muerte de la pequeña Asunta la sitúa el fiscal en el momento comprendido entre que fue llevada a la casa de Teo y las 20 horas y que «la asfixiaron por medio de la compresión que le aplicaron sobre la boca y la nariz. Durante el proceso de sofocación sufrió náuseas o vómitos. Asunta no pudo defenderse de modo efectivo porque estaba bajo el efecto del medicamento».

En un momento próximo a su muerte, prosigue el fiscal en su escrito de acusación, «la ataron por los brazos y los tobillos por medio de unas cuerdas plásticas de color naranja. La trasladaron a la cuneta de una pista forestal del lugar de Feros (Teo) y allí fue encontrada sobre las 1.15 horas del 22 de septiembre».

El ministerio público resalta que en un principio la versión que facilitaron a la policía es que su hija se había quedado esa tarde a estudiar en casa de la madre y que cuando se iniciaron las investigaciones y la Guardia Civil acudió con los padres al chalé de Teo «nada más entrar en la casa, Rosario se dirigió rápidamente hacia una papelera que había en uno de los dormitorios de la planta de arriba en la que ella sabía que había efectos relevantes para la investigación. No consiguió apoderarse de ellos ni alterarlos por la rápida intervención de uno de los funcionarios», señala. Entre esos efectos de la papelera se encontraba un trozo de la misma cuerda que había usado para atar a la víctima unas horas antes. En ese momento «y sin ser preguntado, Alfonso Basterra ofreció a los investigadores una explicación sobre la razón de la presencia del trozo de cuerda: que era de la que usaban los jardineros para labores de laa finca», añade el fiscal.

A la acusación pública también le parece muy relevante un hecho acontecido poco después durante el primer registro al piso de Doutor Teixeiro, en Santiago, en el que Rosario Porto vivía con su hija «durante el cual Rosario fue preguntada por los bañadores que según ella había ido a buscar a Montouto. Inicialmente no supo dar razón de dónde los había puesto. Tras mucho dudar, Alfonso intervino en su ayuda para que ofreciera a los investigadores unos bañadores con los cuales dar respuesta». Para el fiscal, una prueba evidente de que ambos acusados actuaban de común acuerdo y siguiendo un plan ideado y ejecutado por ambos.