Abre en Sigüeiro un albergue turístico para peregrinos

SANTIAGO

El establecimiento, de carácter privado, se inauguró hace diez días en el centro de la localidad. Otros dos albergues prevén su apertura en los próximos meses

23 abr 2014 . Actualizado a las 22:47 h.

La falta de consenso entre el Concello y la Xunta para habilitar un albergue de peregrinos público en Oroso, y la demanda que desde hace años formulan muchos caminantes sobre la necesidad de contar con un refugio en la última parada antes de llegar a Santiago, ha empujado a promotores privados de este Ayuntamiento a impulsar tres albergues en Sigüeiro. Dos de ellos aún están en obras pero un tercero ya abrió el pasado lunes 14 de abril, coincidiendo con el inicio de la Semana Santa.

O Fogar da Chisca, situado en el propio centro de Sigüeiro (rúa do Campo, 4), puede alojar hasta a doce peregrinos, dos en una habitación de matrimonio y los diez restantes en una espacio común con literas. Sus impulsores son José Rendo, el gerente, y María Josefina Rial, su mujer, ferrolana de origen pero con terrenos familiares en Oroso. María Josefina aclara que desde hace años ya acogía de forma altruista -en un bajo que tenían en la localidad-, a muchos caminantes que se lo pedían. A algunos de ellos los había conocido en sucesivas quedadas de caravanistas, una afición que el matrimonio aún mantiene en la actualidad.

Esta demanda, su jubilación prematura y las ansias de potenciar el cada vez más concurrido Camino Inglés la empujó a dar el salto y abrir ahora el albergue. «Queríamos hace algo distinto, que fuera pequeño y familiar. Deseábamos lograr que la gente estuviese a gusto en él. Además, es evidente que en Sigüeiro era necesario un albergue», incide. Además de la comodidad de rodearse de los principales servicios del enclave, María Josefina vende las bondades del establecimiento. «Contamos con desfibrilador para cualquier emergencia y también estamos equipados con una máquina masajeadora de pies». Barbacoa, lavadora, secadora y centrifugadora, terraza y una cocina con horno y microondas, son otras de las ventajas del lugar, que nace con vocación de permanecer abierto la mayor parte del año. «Todo depende de cómo vaya la afluencia de caminantes. Cuando termine la temporada de peregrinos (a partir de noviembre), si hay trabajadores que lo reclaman seguiremos abiertos, sino, cerraremos durante el invierno».

Los precios (18 euros por la litera y 42 por la habitación doble) no cree que supongan un hándicap para los caminantes. «Ellos buscan tener un lugar cómodo y confortable. Durante la Semana, y salvo alguna cancelación de última hora, hemos tenido lleno». La posibilidad de reservar la estancia o la de acoger a caminantes con perros, una característica no extensiva a muchos refugios, juegan a favor del albergue. «De hecho, en estos diez primeros días ya hubo reservas de dos peregrinos con perro», confirma María Josefina.

El matrimonio pone el foco en la elevada demanda de peregrinos extranjeros, una particularidad cada vez más común a todas las rutas jacobeas. «Por O Fogar da Chisca ya han pasado eslovacos, irlandeses, alemanes y, sobre todo, portugueses», insisten.

El albergue comienza con paso firme su propio camino y cubre una notable carencia: hasta el momento los peregrinos que deseaban dormir solo en albergues se veían en la necesidad de cubrir en una jornada la distancia que separa Bruma de Santiago, próxima a los 40 kilómetros.