La especialidad de cardiología se prepara para la libre circulación de pacientes y profesionales en la UE, que se prevé ocurra a partir del año 2018. Lino Gonçalves, del Hospital de Coímbra, que lidera un proyecto de formación con ese fin, por encargo de la Sociedad Europea de Cardiología, avanzó ayer en el Clínico lo que se pretende realizar, en una sesión del ciclo Cardiochus, transmitida por videoconferencia a otros centros de España. En agosto de este año se presentarán conclusiones en Barcelona, en un congreso europeo, dijo.
Se contemplan tres área diferentes, indicó. Por un lado establecer los conocimientos necesarios para poder ejercer en cardiología. Un segundo apartado será el entrenamiento práctico: el cardiólogo en formación deberá presentar una serie de casos clínicos, que se evaluarán localmente y por un auditor europeo. Se examinará asimismo cómo interactúa con pacientes y familiares, con otros profesionales de la salud, o cómo contribuye para el hospital y el departamento. El tercer aspecto que se valorará será su currículo académico y profesional, explicó el experto portugués.
Se pretende que haya un entrenamiento de alta calidad para garantizar la mejor asistencia, y que sea lo más homogénea posible. Se trabaja asimismo para que los materiales formativos estén disponibles en otras lenguas -entre ellas portugués o español-, no solo en inglés, agregó Gonçalves.
También en España
González Juanatey destacó la importancia de que una sociedad científica defina la calidad mínima que se debe ofrecer en la asistencia. La Sociedad Española de Cardiología, que preside este especialista compostelano, promueve el programa Incardio con el mismo fin.
La ventaja, afirma, es que en España hay menos problemas para homogeneizar la calidad asistencial. En Europa, hay zonas de la UE -y de otros países europeos que no están en la UE pero que participan en el proyecto- con mayores diferencias y en las que resultará más difícil conseguirla.