«Hai algunha que é milagrosa»

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

BOQUEIXÓN

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La cosecha tiene unos 200 frutos de hasta 60 kilos cada uno

17 oct 2013 . Actualizado a las 09:55 h.

Pobre del que reciba calabazas como las que se dieron este año en la huerta de Ramón y Lucita -en el sentido figurado de la expresión, claro- porque las cucurbitáceas cultivadas por este matrimonio de Santa Uxía, en Toques, no solo se cuentan por docenas. Cada una es más grande que la anterior. «Sin esaxeración ningunha», dice el hombre, puede haber unos doscientos frutos gigantes, con pesos que oscilan entre los 30 y los 60 kilos.

«Hainas milagrosas», afirma la mujer para contar que semejante cosecha salió de plantar «non moito máis» de veinte semillas de la planta. «Plantamos menos que o ano pasado e saíron máis», comenta. Las semillas llegaron de Boqueixón, más concretamente de Santa Mariña de Sucira, de la casa paterna de Lucita, que confiesa que la prima que se las dio «xa nos dixo que a auga gustáballes moito, moito, moito». Y así fue cómo se obró, sin intervención divina, el milagro. Sin quitar méritos a la genética, las calabazas crecieron «porque as regou», afirma convencida. El encargado de los cuidados de la cosecha fue Ramón, que explica que «se non se tivese regado, habería cantidade, pero moito máis pequena».

Y así como hubo que regar porque «veu o verán moi seco», ahora toca recoger la cosecha antes de que bajen en exceso las temperaturas. «En canto non vaia frío, non teñen duda, pero coa xeada estropéanse», cuenta el hombre. ¿Y qué van a hacer con tantas calabazas? Se utilizarán para lo que se plantaron: para alimentar los puercos que crían Ramón y Lucita en su explotación. Comenta la mujer que «tolean por ela, cómena mellor que a pataca» y que, encima, «é moi boa» para cebar unos buenos cochinos. Y este año hasta podrán recibir doble ración porque hay tantas y son tan grandes que «non as van dar comido todas», dice. Lástima que no haya mercado para hacer del cultivo de la calabaza un negocio, como comenta un vecino convencido de que «algún día alguén se decidirá a sacarlle proveito á produción».

crónica una plantación de calabazas gigantes en toques