Turismo deja de pagar por un proyecto que avalaba la calidad de 159 negocios

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Incolsa renuncia a gestionar el sello Sicted al que se habían sumado hoteles, comercios, restaurantes y taxistas locales

12 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La empresa municipal Incolsa-Turismo de Santiago ha remitido cartas a los 159 responsables de establecimientos y servicios vinculados al sector (hoteles, pensiones, restaurantes, comercios, guías, taxistas...) que en los últimos años se habían adherido al proyecto Sicted para informarles de que ha dejado de pagar la cuota de este sistema de autocontrol que derivaba en la asignación del sello Compromiso de Calidad Turística.

El asunto escuece entre los afectados, pues algunos empresarios se enteraron antes de recibir la misiva municipal de que Santiago ya no formaba parte del proyecto al dirigirse a Turespaña -ente promotor del proyecto junto a la Federación Española de Municipios y Provincias- para la renovación anual del distintivo, lo que exigía ejecutar una intensa auditoría.

Santiago, ciudad pionera

Santiago fue una de las nueve ciudades españolas en las que se implantó de forma pionera en el 2001 este sistema de calidad que es «muy valorado, accesible, serio y viable» y que estaba «funcionando muy bien», indica José Antonio Liñares, presidente de los hosteleros compostelanos, quien sospecha que los sellos expirarán «y se dejarán morir».

Participar en este proyecto le costó a la empresa pública Incolsa 172.000 euros repartidos en siete años (2005-2011), una cantidad que, según Liñares, podrían haber intentado reducir para darle continuidad, pero la comunicación con los implicados fue «inexistente». El asunto se llevará «posiblemente» a la próxima asamblea de los hosteleros, aunque parece difícil que aparezca un relevo a Incolsa.

La concejala de Turismo, Reyes Leis, quien firma la carta de defunción en Compostela del sello Compromiso de Calidad Turística, asegura en la misma que el motivo es la desaparición de subvenciones «por parte doutras admnistracións públicas», y anima a los implicados a continuar «na procura da mellora na calidade do seu establecemento ou servizo e, por extensión, da cidade». Desde el 2013 lo tendrán que hacer a través de otros sistemas que a juicio de Liñares son más «discutibles» y que funcionan más que nada «de cara a la galería».