«Es evidente que España no apuesta por la educación»

SANTIAGO

Eduardo, con los alumnos de su colegio de Haarlev
Eduardo, con los alumnos de su colegio de Haarlev

La falta de oposiciones empujó al teense Eduardo Van den Eynde a trasladarse a Dinamarca, donde se forma como profesor

15 nov 2012 . Actualizado a las 18:34 h.

La ausencia de plazas en educación llevó a Eduardo Van den Eynde a buscar nuevas oportunidades en el extranjero. De clara vocación docente, reconoce haber tenido suerte al ser uno de los seleccionados para un programa europeo de formación de futuros educadores. Su destino fue un pueblo de Dinamarca, al sur de Copenhague, donde trabaja como ayudante de profesor.

-¿Tuvo dudas al trasladarse a Dinamarca?

-La situación actual de muchos docentes y la falta de oportunidades para aquellos que aún no lo somos, hizo que no tuviera dudas a la hora de venirme a un país en el que se me ha acogido con mucho entusiasmo. En España, desgraciadamente, es evidente que no se apuesta por la educación.

-¿Cómo es tu vida allí?

-Vivir en un entorno rural hace que mi vida sea bastante tranquila, aunque no necesariamente menos interesante. A diferencia de las ciudades, creo que el impacto de una persona en mi situación es mayor en una comunidad pequeña, lo que hace que quizá el acercamiento a la cultura y los modos de vida daneses sea mayor. Aunque inicialmente los daneses pueden parecer fríos y distantes, son una gente muy amable y respetuosa que también sabe disfrutar de la vida. Lo más complicado puede que sea acostumbrarse a un ritmo de vida condicionado por las horas de luz. Los daneses empiezan la jornada más temprano y la comida la hacen sobre la marcha, de manera que finalizan el día antes, cenando entre las 6 y las 7 de la tarde. El frío y la oscuridad les hacen pasar mucho tiempo en casa, pero no por ello renuncian a salir a todo tipo de eventos y actividades. Para los que nos encontramos en circunstancias parecidas, es importante mantenerse ocupado, relativizar el aislamiento y la soledad y mostrar una buena predisposición a todas las oportunidades que se tengan de conocer mejor a la gente y el país.

-¿Y en cuánto a condiciones laborales?

-A pesar de que mi situación no es equiparable a la de un trabajador cualquiera por tratarse de un programa europeo, sí que percibo diferencias importantes en cuanto a las condiciones laborales. Quizá los más llamativo es que aquí, a diferencia de España, apenas hay economía sumergida y todo debe hacerse de acuerdo a la ley. Se puede decir que existe una conciencia muy clara acerca de la legalidad y de la importancia de los impuestos como forma de garantizar la cobertura social y el bienestar de la población. En cuanto al ámbito de la enseñanza, es importante señalar que aquí los profesores no tienen plaza fija, lo que seguramente resulta beneficioso para el sistema educativo en la medida en que impide cierto acomodamiento del profesorado y obliga a un riguroso cumplimiento de las funciones docentes. Aún así, me da la impresión de que los profesores gozan de bastante autonomía y de que son más respetados de lo que lo son en España.

-¿Cómo se ve desde Dinamarca la situación que vive España?

Por lo que he podido comprobar sí que están al tanto de la situación, ya que es un tema recurrente en los medios de comunicación del país. Les parece muy triste que un país como España tenga tantos problemas y no terminan de entender muy bien las razones. Cuando me preguntan el porqué de nuestra situación, yo no sé qué responder y sólo alcanzo a decir que nos creíamos que éramos ricos, que hicimos muy mal las cosas y que actuamos sin pensar en las consecuencias de una mala planificación y del beneficio económico a corto plazo.

-¿Se plantea volver?

-Sí, claro, mi vida la tengo allí y, aunque me gusta mucho el país, espero que mi estancia en Dinamarca se limite a la duración del programa que estoy realizando y que después pueda volver. El problema es que quizá la falta de oportunidades me impida retornar y me obligue a buscarme la vida en otro lado. Es triste ver como tanta gente joven que ayudaría a hacer mejor nuestra tierra, se ve obligada a marcharse y a trabajar en lugares ajenos.