El vale todo sigue extendiéndose en los robos cometidos en las zonas rurales, sobre todo en aquellos lugares más alejados de núcleos habitados, o donde prácticamente no hay luz pública o nadie les puede sorprender cometiendo sus fechorías por la noche. Es el caso de la parroquia negreiresa de Liñaio, donde solo en el último mes han visto como los amigos de lo ajeno se llevaban la campana de la capilla de Pontevedra de Liñaio, o sustraían objetos como la carretilla de pintar del campo de fútbol, mesas y hasta nueve ventanas, dejando únicamente la reja de entrada al recinto.
La ola de robos que vienen padeciendo los vecinos de Liñaio en lo que va de año incluye además, sustracciones en el local social, o en el alumbrado del campo de la fiesta. Otras parroquias negreiresas también han visto desaparecer objetos como la puerta de aluminio del depósito de aguas de Negreiroa, aparte de un sinfín de pequeños robos de material y herramientas de obra. El alumbrado municipal también sigue siendo el blanco perfecto de los cacos, por lo que el Concello se ha visto obligado a reemplazar los tendidos sustraídos por las noches.