Ocho personas, cuarenta cámaras y control de llaves para blindar la Catedral de Santiago

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

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El cabildo presenta las nuevas medidas de seguridad tras el robo y recuperación del Códice Calixtino

27 jul 2012 . Actualizado a las 11:33 h.

Para proteger a las personas y al patrimonio de la Catedral de Santiago, el cabildo ha anunciado la implantación de un plan de seguridad que, entre otras medidas, supone un dispositivo de videovigilancia formado por cuarenta cámaras y la disponibilidad de ocho personas que se encargarán permanentemente del control de todas las dependencias de la basílica, incluyendo el bloque del claustro en el que se encuentran el museo y el archivo, donde fue sustraído el Códice Calixtino en julio del 2011.

La catedral cuenta a partir de ahora con la figura del jefe de seguridad, cargo que asume Ricardo Sanz, técnico de la empresa contratada para realizar una auditoría previa y un análisis de riesgos, cuyas conclusiones dieron lugar al plan de seguridad integral que ahora se pone en marcha. Sanz, que acompañó al canónigo delegado de Cultura de la catedral, Daniel Lorenzo, en la presentación de estas medidas, ya ejerció de responsable de seguridad durante el simulacro de incendio realizado en el templo hace unos días. Lorenzo no facilitó datos sobre el coste económico de estas medidas, pero dijo que el Cabildo pretende actuar con «rigor y eficacia» y sin un «desmesurado» coste, ya que los medios disponibles son escasos.

Además de la coordinación con una central de emergencias y disponer acciones de formación del personal, el plan someterá a un estrecho control las llaves que dan acceso a las distintas dependencias de la catedral, mediante un sistema mediante el cual en todo momento se conocerá qué persona tiene cada llave. Igualmente, el personal externo a la catedral deberá estar acreditado para poder acceder a determinados espacios. Con estas medidas se tratará de evitar casos como el del exelectricista Manuel Fernández Castiñeiras, el autor confeso del robo del Códice Calixtino, que disponía de copias de las llaves para acceder a dependencias restrigindas, como las que albergaban el Códice o la caja fuerte.