«Estuve dos veces en su casa y aparentemente, era muy, muy, muy modesta»

SANTIAGO

Olalla Sánchez

Decenas de vecinos dejaron su comida a medias para no perderse la salida del códice del garaje. Nada más salir el dispositivo policial entraron veloces al interior para inmortalizar el momento con su móvil

05 jul 2012 . Actualizado a las 13:00 h.

Pocas veces una tarde de julio congregó tanta expectación mediática en Milladoiro. La rúa da Cruxa se paralizó por completo para contemplar cómo, ante la sorpresa mayúscula de todo el vecindario, salía el Códice Calixtino de un garaje. Los niños hicieron sus primeras retransmisiones vía móvil y los mayores, también pertrechados con cámaras y todo tipo de dispositivos, comentaban lo insólito del caso. Y, ante tanta espera (los agentes tardaron dos horas en sacarlo escoltado), la frase más repetida era: «¡Merda, se me acabou a batería!».

El bar Boulevard, el más cercano al garaje y cuyo dueño es el hijo de los testigos que contemplaron el descubrimiento del códice, avanza que el detenido, José Manuel Fernández Castiñeiras, paraba, junto a su mujer, mucho allí. Siempre en silencio, sin crear ningún tipo de revuelo que pudiese hacer pensar lo que escondía en su garaje-trastero. El dueño aclara, eso sí, cómo notó en los útimos días mucha presencia policial en la zona. «Ya le dije a mi mujer que la secreta patrullaba estas calles».

Nada más salir del garaje el dispositivo policial, y tras sucesivos aplausos, decenas de personas entraron veloces en su interior para inmortalizar el trastero que escondía el hallazgo. Había foráneos y también vecinos del propio garaje que no salían de su asombro. Uno de ellos, que prefiere guardar el anonimato, también insiste en lo desapercibido que pasaba el ahora arrestado. «Incluso andaba moi despaciño, mirando para abaixo, parecía que papaba as moscas. O coñezo de vista dende hai anos e a sorpresa é incrible».

Hasta las 17.30 horas, el tumulto no cesó en esta concurrida calle de Milladoiro, llena de bares y locales que, en esta tarde de verano, tenían a todos los clientes fuera. Otra vecina, que tampoco se quiso perder cómo salía la comitiva policial, comenta que ella conocía a la mujer y que, incluso, fue a su casa en dos ocasiones. «Ella me hizo unas cortinas para mi casa. Fui a su vivienda en dos ocasiones y, aparentemente, era muy, muy, muy modesta. Parecían muy normales. Es una gran sorpresa».