«Hay artistas que solo van a por la provocación y el dinero»

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El público choca a veces con ciertas obras de arte. Y algunos saben sacar rentabilidad de ese conflicto

13 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay artistas que no pueden ser hijos de Saturno. Nada de genio, ni siquiera de locura. Luego hay artistas que no son tales. Mercedes Rozas, crítica de arte de La Voz de Galicia, participó ayer en el ciclo Os Luns do Ateneo con la conferencia Eses fillos de Saturno! Afectos e desafectos da obra de arte co público.

-Hay una evolución en la manera como se ha considerado al artista a lo largo de los siglos...

-La historia comienza en la antigüedad, con Aristóteles y Platón, cuando se relacionaba al artista con una persona muy melancólica, y los melancólicos eran en realidad los genios, los que destacaban. En el siglo XVI, al genio se le otorgó directamente con un toque divino, es el caso de Miguel Ángel. Y, tanto en unos como en otros, se vinculaba ese talento con un toque de locura. Si eran hijos de Saturno en el Renacimiento, fueron románticos en el XIX, bohemios a principos del XX... Y algunos fueron glorificados, como Miguel Ángel, casi divino, o despreciados, caso de Manet o Van Gogh. Y llegaríamos así hasta artistas que no pueden ser hijos de Saturno: los provocativos, como Damien Hirst o Santiago Sierra.

-¿Por qué el público choca a veces con las obras?

-Los desafectos, en algún caso, tienen que ver con la coyuntura que rodea a la obra de arte. Con Van Gogh, por ejemplo, su afección neuropsiquiátrica afectó a la mirada que el público tenía sobre su obra. Ni siquiera Cézanne, que lo veía con indiferencia, lo comprendía. Damien Hirst o Santiago Sierra son la provocación absoluta y no llegan al público, no comunican con él.

-¿Y eso lo cura el tiempo o no necesariamente?

-Van Gogh acabó revalorizándose. Pero estoy convencida de que Santiago Sierra o Demian Hirst no llegarán a ser obra de arte porque les falta rigor, se les nota que solo van a por la provocación o a por el dinero.

-Los críticos pueden equivocarse...

-No tenemos la verdad absoluta, pero intentamos documentar nuestras opiniones. Puedes ver una obra de arte y que te guste o no por intuición. O puedes mirarla, pero para mirarla hay que educar la sensibilidad, y no hablo del arte contemporáneo que necesita un manual de instrucciones, sino de la documentación a la que cualquiera puede acceder. Muchas veces, es el propio artista el que busca chocar con el espectador. A ciertos artistas, este tipo de desencuentros le van bien.