Los promotores del hotel de encanto As Artes tuvieron buena vista comercial. «Cuando montamos el hotel, en marzo de 1999, no había ninguno abierto. Fuimos los primeros y somos referencia», dice con orgullo la dueña del establecimiento, Esther Mateos. Pero ha decidido dejar el negocio y ponerlo en venta, siguiendo los pasos del Santa Clara.
¿Por qué? «El hotel tiene buena clientela y sigue siendo rentable. Se vende en dulce. Pero queremos ir al sol», aduce Esther, madrileña, a quien once años bajo los largos inviernos de Santiago le parece ya un tiempo más que suficiente. Y tiene un par de ideas para desarrollar en Andalucía. Antes de venir a Santiago había tenido un local hostelero en París.
Muchos de los clientes del As Artes son extranjeros. Lo mismo que ocurre con otros establecimientos del centro histórico, como el Costa Vella. Eso quiere decir que en estos primeros meses del año se van a ver afectados por la ausencia de vuelos con el continente. «A interrupción das comunicacións aéreas con Europa é un pau durísimo. O noso é un mercado europeo e ímolo notar», dice apesarado José Antonio Liñares.