Korda, el artista que retrató la belleza con el corazón

Manuel Beceiro SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

La obra del fotógrafo que creó el más grande icono con su foto sobre el Che puede contemplarse en Santiago

22 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«La expresión de sus ojos fue tan fuerte que me turba unos instantes. Me muevo, me tambaleo, pero inmediatamente oprimo el obturador y tomo dos fotos. Acto seguido la figura desaparece de nuevo por el fondo. No fue concebida, fue intuida». Así describía el fotógrafo Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, años después de disparar su Leica sobre el rostro sereno, hieraticamente bello y dolido, con boina y melena al viento, del Che, aquel instante en que creaba el más grande icono de la historia de la humanidad, símbolo de las ansias por construir una sociedad y un hombre nuevos.

Era el 5 de marzo de 1960, y el Che asistía a los funerales por las 136 víctimas del barco que había explotado en el puerto de La Habana, en la primera de las acciones de la CIA contra la revolución. Korda no había ido al acto a fotografiar al Che sino a hacer un reportaje para el periódico Revolución, puesto que en la tribuna se encontraban Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, junto a Fidel Castro, quien en ese momento proclamó por vez primera la histórica consigna «Socialismo o muerte. Venceremos».

Korda era un importante fotógrafo de moda antes de la revolución, pero desconocido fuera de Cuba, y nunca imaginaría que aquella foto del comandante argentino-cubano, con el paso del tiempo le iba a convertir en un artista conocido más allá de la Isla Grande solo por ese icono pero desconocido. La exposición Korda: coñecido, descoñecido , que hoy se inaugura en el Auditorio, pretende romper ese desconocimiento y dar a conocer su obra a través de 200 fotos en una muestra auspiciada por La Fábrica.

Estructurada en cinco partes, arranca con una recreación de los Studios Korda, en los que el fotógrafo realizó su trabajo de publicidad y moda, retratando a las modelos de la época, un archivo que desapareció con las nacionalizaciones acometidas en 1968 y del que hoy todavía no se sabe nada, como recordaba ayer la comisaria de la muestra Cristina Vives. Y es que Korda aprendió a manejar la cámara para convertirse en fotógrafo de moda y «conocer así a las mujeres más hermosas de Cuba». «La mujer fue absolutamente el motor de toda la obra de Korda, buscando su ideal de belleza», atestigua Cristina. Ese esquema y concepto estético, según ella, lo repitió en sus fotos de los líderes revolucionarios y del pueblo. Para Alberto Figueroa que trabajó con él en su estudio «Korda es el fotógrafo de la belleza, que trataba siempre de fotografiar el lado más hermoso». Pero Korda captaba la belleza que no capta el objetivo, haciendo suya la frase de Saint Exupéry: «Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos». Ese mismo corazón se le paró en París el 25 de mayo de 2001, a los 72 años, al lado de su cuarta mujer, de 22 años, con una copa de ron en la mano. Cinco días después, en su entierro, Fidel preguntó cómo había muerto. Cuando le dieron detalles, respondió: «Ese era Korda».