El 83% de los edificios del casco histórico registran un buen estado, frente al 50% de 1989

R.?M. SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

04 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Compostela tiene hoy, justamente 25 años después de su declaración como Patrimonio de la Humanidad, «un casco histórico rehabilitado na súa gran maioría, vivo e bastante competitivo, especialmente dende o punto de vista turístico». Así resumía ayer el alcalde la acción desarrollada en ese ámbito a raíz de la distinción que la Unesco aprobaba en 1985, tal día como hoy, y que sirvió no solo «para dar universalidade á nosa cidade», sino también para impulsar una iniciativa restauradora y rehabilitadora que tras años de reflexión y planificación comenzó a concretarse de forma constante en la década de los 90, con la figura del Consorcio como entidad promotora y sensibilizadora. Desde entonces, este organismo ha promovido la rehabilitación de unas 1.500 viviendas y locales comerciales, a lo que el alcalde suma cerca de un millar restauradas por iniciativa estrictamente privada.

Y esa constancia ha sido la clave, según Sánchez Bugallo -más que la propia entidad de la inversión de estos años-, para que Compostela pueda presentar hoy un casco viejo con un estado de conservación general bueno y con una evolución destacable sobre 1989, el año en que se radiografió su situación con ocasión de la redacción de su plan especial. Si entonces el estado general de las edificaciones era bueno en el 50,8% de los casos, en el 2008 -en que el Consorcio actualizó ese estudio- alcanzaba el 83,3%, 32 puntos porcentuales más. Y las edificaciones en mal estado decrecieron del 10,7% al 4,1, mientras que las de conservación regular pasaron del 38,4 al 12,5%. Ello supone que más del 75% de los edificios que en 1989 se consideraban en mal estado o regular tienen ahora un buen estado general.

Casi 200 edificios más

Son datos que recoge la publicación que el Consorcio ha realizado con ocasión de este aniversario y que expone los principales indicadores de la evolución de la zona vieja desde 1989, una evolución que evidencia mejoras en su mantenimiento, pero también cambios en su dinámica poblacional y en sus usos, además de la práctica ocupación de los espacios que aún se mantenían libres en el ámbito de su plan especial. Porque a nivel residencial todavía creció desde entonces en 196 edificios. Ahora alcanza, descontando los monumentales, los 2.900, que albergan un total de 7.575 viviendas.

El estudio del 2008 arroja una realidad que supera la tradicional visión de un casco viejo poco habitado y envejecido. De hecho, según el alcalde, ofrece unos parámetros a todos los niveles muy en consonancia con el resto de la ciudad. Si bien es cierto que respecto a 1989 alberga menos población (11.161 vecinos en el 2008 frente a los 12.396 de entonces), desde el 2004 hay un repunte que aunque moderado va consolidándose. Además, su media de edad es diez meses más que la del resto de la ciudad y el nivel de ocupación residencial se mantiene también en el orden del de las zonas nuevas. El peso de la vivienda vacía en este ámbito ha disminuido (del 14,43 al 13,75%), lo que contrasta con el hecho de que haya menos población que en 1989, aunque ahí que ver el que ahora haya más familias monoparentales.

En cuanto a usos, el comercio ha perdido presencia y la hostelería se mantiene (11 locales más aunque perdió peso porcentual, como el sector comercial). Por contra, ganaron presencia el sector de servicios personales (más que se duplicó) y el de oficinas (pasó de 125 a 263 locales). Bugallo sostiene no obstante que, aunque se debe mantener la «preocupación» ante una posible terciarización, su evolución en este tiempo no debe generar ningún tipo de alarma.