Cada español dedica al año, de media, 408 euros a financiar el Ejército. -¿Cómo relaciona este dato con las guerras en el mundo?
-El dinero que se dedica al gasto militar no se emplea en el cultivo de flores, se dedica a la preparación de guerras y de soldados para que la hagan: también a investigación científica para «mejorar» las armas, que al mismo tiempo se venden a países del tercer mundo. Deberíamos reflexionar si existe alguna razón para que este gasto continúe. En el mundo hay 26 millones de militares y las Naciones Unidas han asegurado que se necesitarían entre 400.000 y 500.000 cascos azules para llevar a cabo las misiones de paz. A qué se dedican entonces los otros 25 millones y medio.
-Su organización apoya la objeción fiscal al gasto militar, ¿puede explicar de qué se trata?
-Nuestra organización lo viene predicando desde el año 1983. Se trata de un acto de desobediencia civil, pero hay que dejar claro que la sociedad no avanzaría si la gente no desobedeciese las normas cuando no son de justicia. No podemos ir a las manifestaciones diciendo que no queremos guerra y después financiarla.
-¿Cómo se hace práctica la objeción fiscal?
-Es muy sencillo. Si el Estado dedica un 6% de su presupuesto total al gasto militar, cuando hacemos la declaración de la renta tenemos que descontar ese porcentaje del total a pagar dedicándolo a alguna oenegé y adjuntando el recibo en la declaración.