El tiempo frío y seco agrava patologías respiratorias y mejora algunas alergias

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Santi M. Amil

Pese a lo que puede parecer, las enfermedades reumáticas no se ven afectadas

23 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El mes de diciembre fue el más seco en Galicia de los últimos quince años. Y en los días pasados, la ola de frío dejó temperaturas de varios grados bajo cero en casi toda la comunidad gallega. Este invierno soleado, seco y con bajas temperaturas está siendo especialmente atípico, sobre todo por la falta de lluvia. Pero ¿influye en la evolución de determinadas enfermedades? ¿Hay pacientes agradecidos a las mañanas gélidas y claras, y otros deseando que el cielo vuelva a cubrirse de nubes? Sí, el tiempo sí tiene incidencia en algunas patologías. Las más evidentes son las respiratorias, pero hay otras como alergias, enfermedades mentales o problemas vasculares. Las reumáticas, al contrario de lo que pueda pensarse, no empeoran. 

Neumología

Una mala época. El invierno es la peor época para los enfermos de patologías respiratorias, sobre todo los que padecen EPOC y asma. «Los pacientes más numerosos en los servicios de urgencias son los que tienen problemas respiratorios», explica Carmen Montero, jefa del servicio de Neumología del Chuac. El frío es un desencadenante de estas dolencias, y se producen muchas descompensaciones de asma por ejemplo por causa vírica, es decir, por la gripe. Solo hay un tipo de asma que se salva con el tiempo seco, la provocada por los ácaros, porque están vinculados al calor y a la humedad, sobre todo a esta última. El hecho de que no llueva agrava las patologías respiratorias por otro motivo, la contaminación, que se eleva. Eso sí, el viento favorece la reducción de estos niveles de polución. 

Alergología

Solo mejoran los alérgicos a polen y ácaros. Hay dos tipos de patologías en esta especialidad que se ven afectadas por la climatología: las respiratorias y las cutáneas. La jefa del servicio de alergología del CHUS, Carmen Vidal Pan, explica que en el caso de las respiratorias empeoran. El frío favorece hiperreactividad bronquial, por lo que las posibilidades de tener una crisis aumentan. Lo mismo ocurre con los efectos en la nariz, porque cuando hace frío son comunes los cambios bruscos de temperatura y aparecen síntomas como secreción nasal, estornudos, lagrimeo o picazón entre otros. Los únicos pacientes beneficiados son los alérgicos a los ácaros, aunque como se concentran en los domicilios dependen básicamente de la humedad interior; y al polen, que en esta época del año suelen encontrarse mejor. 

También hay alergias cutáneas a las que el frío perjudica seriamente. Existe una forma de urticaria, explica Vidal Pan, que implica lesiones o ronchas si el paciente se expone al frío. Parece una enfermedad banal pero no lo es, y en función del tiempo y la superficie expuesta puede llegar a provocar una anafilaxia, una reacción alérgica generalizada que puede llegar a ser mortal. 

Psiquiatría

La luz ayuda en las depresiones. Existe la creencia de que el sol ayuda en los episodios depresivos. Y en este caso es cierta. En realidad es la luz la que incide de forma positiva en los cuadros de espectro afectivo y que tienen un componente cicloide, como ciclotimias depresiones recurrentes o trastornos bipolares. Cuando hay poca luz, explica el psiquiatra y miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía, Luis Ferrer i Balsebre, aumenta la incidencia de las fases depresivas, «porque la luz es un activador». Aunque las horas de luz en invierno son las que son, «no es lo mismo la luz que puedes tener en un día claro y soleado, que la que hay otros días de invierno», sostiene Balsebre. Cuanta más luz, claridad y cielo despejado, menos riesgo de recaída en fases depresivas. Este tiempo seco y luminoso sí puede perjudicar sin embargo a un tipo de pacientes psiquiátricos, a aquellos que pasan por fases depresivas y eufóricas, «ya que estas pueden dispararse con un sol tremebundo», aclara. 

Reumatología

Son malos los cambios, no el frío. Las bajas temperaturas no producen un aumento de las enfermedades reumáticas. Antonio Mera Varela, jefe de reumatología del CHUS, explica que sí hay síntomas, como el dolor, que pueden empeorar, pero con los cambios bruscos de la presión atmosférica. Artritis y artrosis acusan las variaciones de calor a frío, y viceversa, pero es el cambio el causante del dolor, no las bajas temperaturas. Al contrario, aquellos pacientes que padecen de hinchazón de piernas o tobillos, sobre todo por una mala circulación de retorno venoso, mejoran en una ambiente frío. 

Otra ventaja del invierno para estos pacientes es que en el sector de la agricultura el trabajo físico disminuye con el clima extremo, por lo que está constatado que mejoran los síntomas de la artrosis porque aumenta el tiempo de reposo. 

Otras especialidades

Aumenta el riesgo de infarto. Hay estudios que constatan que las temperaturas muy bajas aumentan el riesgo de infarto de miocardio, explica el médico de atención primaria y vocal de Semergen Galicia, Sergio Cinza. El frío favorece el estrechamiento de las arterias, la vasoconstricción, y las personas más susceptibles pueden sufrir un vasoespasmo y por lo tanto un accidente cardiovascular. Un estudio de The British Medical Journal, sostiene que por cada grado centígrado que descienden las temperaturas, aumenta en un 2% el riesgo de infarto. Otras patologías que complica el frío, explica Cinza, son algunas vasculares como los sabañones, que parecen leves, pero merman mucho la calidad de vida, ya que pueden llegar a producir heridas, úlceras, y limitan los movimientos.

 Las bajas temperaturas pueden ayudar a bajar peso e incluso mejoran el cutis

Las temperaturas extremas no suelen ser recomendables, aunque el frío y el calor pueden aportar beneficios en determinadas situaciones. Por ejemplo, hay estudios que sostienen que el frío puede ayudar a bajar de peso, porque provoca que se queme la llamada grasa parda o tejido adiposo marrón.

Las temperaturas frías también tienen un efecto sobre la piel, ya que este estrechamiento de los vasos, al contrario que el calor, que produce vasodilatación, hace que la cara se tense al recibir menos cantidad de sangre, y dar así una sensación o efecto «lifting» en el cutis. Eso sí, hay personas que sufren ronchas o habones por la urticaria al frío, por lo que en este caso la piel se resiente.