La mitad de las infecciones infantiles se tratan con antibióticos innecesarios

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Galicia lidera un plan europeo para diseñar un test que evite la sobremedicación

22 jun 2016 . Actualizado a las 07:41 h.

Fiebre. Es el primer síntoma de multitud de infecciones, tanto víricas como bacterianas, desde una vulgar gripe a una temida meningitis o una sepsis. Pero si el cuadro se complica no hay tiempo que perder, porque en urgencias hospitalarias infantiles un tratamiento precoz con antibióticos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de un niño. El profesional, ante la mínima sospecha, debe actuar rápido, aunque aún no tenga un diagnóstico. No puede esperar a una prueba de cultivos para determinar el origen de la infección, que suele tardar de dos a tres días. Los pediatras afrontan a diario situaciones como esta en las que, ante el mínimo riesgo, se ven obligados a administrar antibióticos que o bien no son necesarios o no son los más adecuados. Menos de un 1 % de los niños que llegan a Urgencias presentan infecciones bacterianas graves, pero entre el 20 % y el 25 % de todos los pacientes con fiebre alta reciben antibacterianos. En general, en uno de cada dos casos no son necesarios.

Es una realidad que intentará cambiar el proyecto Perform, financiado con 18 millones de euros por el programa Horizonte 2020 de la UE, cuya coordinación clínica recae en la Unidad de Infectología e Inmunología Pediátrica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. El objetivo pasa por desarrollar un test de diagnóstico rápido y fiable que permita identificar qué niños padecen una infección bacteriana, para la que es necesaria el uso de antibióticos, y en qué casos es de origen vírica, que requiere de otros tratamientos. Para ello, el equipo gallego recogerá y analizará muestras de 60.000 niños atendidos por fiebre, de los que solo 50.000 procederán de los servicios de urgencias, en hospitales de Europa y África Occidental. En el proyecto participa un consorcio de diez países y empresas privadas como Micropathology LtD UK y bioMérieux France.

«Incluso con los mejores métodos diagnósticos posibles, la decisión de tratar o no con antibióticos a un niño con fiebre tenemos que realizarla de forma empírica, sin certeza, por lo que sobretratamos a muchos de ellos por nuestra imprecisión e incapacidad de establecer un diagnóstico definitivo y fiable en tiempo real», admite Federico Martinón-Torres, coordinador clínico del proyecto y jefe de la Unidad de Infectología del CHUS, además de responsable, junto al genetista Antonio Salas, del Grupo de Investigación Traslacional de Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría (Genvip). Los investigadores, apoyados por expertos en genómica, bioinformática, inmunología o matemáticas, entre otras especialidades, plantean un nuevo enfoque para reducir al mínimo la administración de antibióticos salvaguardando la seguridad de los pequeños.

Cambio de estrategia

«En vez de mirar al microorganismo vamos a fijarnos ahora en el niño», explica Martinón. O, lo que es lo mismo, en vez de centrar los esfuerzos en identificar el agente que provoca la infección, de lo que se trata es de determinar cómo el organismo del niño reacciona de forma específica en función de que sea atacado por un virus o una bacteria. El sistema inmune, en estas circunstancias, se defiende, lo que provoca una alteración en los genes y en las proteínas, por lo que el reto consiste en hallar una serie de biomarcadores genéticos y proteicos que respondan a un patrón común de respuesta a la infección.

La fiebre, el nexo común de un vulgar catarro y una temida meningitis

«Los genes y las proteínas son como las teclas de un piano en el que son los virus y las bacterias los que tocan las melodías. Nosotros lo que queremos hacer es desarrollar un test de diagnostico que identifique la melodía común de las bacterias», apunta de forma gráfica Federico Martinón. El mismo método podría ser utilizado, por ejemplo, para identificar en pocas horas infecciones potencialmente letales en sus primeros inicios, como la meningitis o la sepsis, que cursan con poco más que fiebre y malestar, por lo que hoy en día no es fácil distinguirlas de un simple catarro.

El proyecto biomédico con mayor financiación de la UE

El proyecto Perform es el más ambicioso y el de mayor presupuesto financiado a día de hoy por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea en el ámbito sanitario. No en vano, el problema que intenta atajar, el uso abusivo de antibióticos con la consiguiente resistencia de las bacterias a los tratamientos, amenaza con convertirse en el mayor desafío para la salud pública mundial, si no lo es ya. La aparición de superbacterias inmunes a los medicamentos es cada vez más habitual, sin que exista un arsenal terapéutico alternativo. De lo que se trata, entonces, es de reducir su uso y de utilizarlos exclusivamente para las infecciones en las que son más efectivos.

«Una de cada dos veces que utilizamos un antibiótico lo hacemos sin necesidad, por lo que queremos evitar el empleo de millones y millones de estos medicamentos», advierte Federico Martinón-Torres, cuyo equipo también participa en otros cuatro proyectos europeos en el ámbito de la pediatría y la vacunación: Euclids, Prepare, Pocid y Perform. De hecho, la experiencia adquirida en la primera de estas iniciativas servirá de base para el nuevo reto. «No partimos de cero -indica el pediatra-, sino que ya tenemos algunos biomarcadores potenciales para empezar a trabajar y que esperamos empezar a validar en pacientes dentro de no mucho». El grupo ya gestiona un biobanco con datos y muestras de 25.000 niños con infecciones de distinto origen. Tanto estas investigaciones como la que ahora se llevará a cabo están respaldadas por el Servicio Galego de Saúde (Sergas) y por el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS).