Un simple análisis de la retina predice la evolución de la esclerosis múltiple

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Hospital la Arruzafa

Un ensayo clínico internacional dirigido por un gallego prueba la eficacia de la técnica

08 abr 2019 . Actualizado a las 19:47 h.

Una técnica rutinaria utilizada en los hospitales por los oftalmólogos para detectar el glaucoma o enfermedades de la retina también es útil para predecir la evolución de la esclerosis múltiple, una patología autoinmune, neurodegenerativa y de origen desconocido cuyo comportamiento es impredecible. Así se ha demostrado en un ensayo clínico realizado a 879 pacientes de hospitales de todo el mundo en un estudio coordinado desde el Hospital Clínic de Barcelona y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) por el investigador ourensano Pablo Villosllada. Las conclusiones del trabajo, para el que se realizó un seguimiento de los enfermos de entre seis meses y cinco años, se publican en la revista médica The Lancet Neurology.

La mayor parte de las personas con esclerosis múltiple presentan en la retina signos de inflamación y neurodegeneración que se pueden observar a través de la tomografía de coherencia óptica (OCT), una técnica láser de análisis de imagen muy reproducible y con una resolución muy alta, lo que permite ver cosas 1.000 veces más pequeñas que un milímetro. Los resultados del trabajo indican que por debajo de un grosor de la retina estimado en 88 micras, los pacientes tienen una peor evolución de la patología. «Es una señal de alerta que nos puede ayudar para establecer un pronóstico de la enfermedad y a decidir cuál es el mejor tratamiento que tendremos que aplicar en cada caso», explica Villoslada, investigador del Idibaps y responsable del grupo de Neuroinmunología en el Clínic.

Las personas con esclerosis múltiple deben someterse a un seguimiento muy estricto, con controles habituales, pero el problema es que los médicos carecen de marcadores que les ayudan a predecir su evolución. Ahora, en poco más de diez minutos el especialista obtiene a través del análisis de la retina, una prueba que no supone ningún tipo de molestia para el paciente, una información vital que lo ayudará en el manejo de este tipo de neurodegeneración. La tomografía de coherencia óptica es mucho más sencilla y menos costosa que otras que se emplean habitualmente para efectuar el seguimiento de los pacientes con esclerosis múltiple, como la resonancia magnética, aunque Villoslada precisa que «en ningún caso lo que tratamos es de sustituir la resonancia, sino de combinar todas las técnicas que nos puedan favorecer».

Cambios minúsculos

«Nos permite realizar la prueba cuando el paciente viene a consulta cada seis meses para hacer su visita de control», precisa Elena H. Martínez-Lapiscina, responsable del Laboratorio de la Vía Visual en el Idibaps y participante también en el estudio. «Gracias a la resolución de la técnica -añade el científico gallego- podemos medir cambios minúsculos que, con otras, son imposibles de ver. La idea es poder incorporarla a la práctica asistencial en neurología». Pablo Villoslada asegura que los resultados obtenidos avalan este paso, ya que son reproducibles». En cualquier caso, su equipo ya prepara un ensayo clínico de una mayor magnitud, que abarcará a 2.000 enfermos de todo el mundo, para precisar con mayor exactitud el riesgo de empeoramiento de la enfermedad. «Ahora sabemos -dice- que existe un empeoramiento cuando el grosor de la retina se reduce a 88 micras, pero queremos tener un mayor detalle para medir la evolución y progresión del paciente».