Danzando con el tiempo en el cambio de hora

javier cudeiro (*) A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

ANDREAS GEBERT

Este domingo hay que mover los relojes: a las 2 serán las 3. La pérdida de una hora de sueño induce a cansancio y estrés e incrementa los ataques al corazón

25 mar 2016 . Actualizado a las 12:17 h.

Dado que de relojes se trata, estaría bien conocer al relojero: nosotros mismos. Hace muchos años un gran estudioso de la Fisiología Humana, ya saben, la ciencia que se empeña en entender los entresijos más íntimos de cómo funcionamos, dejó claro que lo más importante para la vida es adaptarse a los cambios sin que cambie nada, es decir, mantener la constancia interna, permanecer estables. Para ello nuestro organismo ha desarrollado un complejo sistema de control permitiendo que lo que ocurre de puertas para dentro, en el mundo interior, permanezca dentro de los límites establecidos de la vida aunque truene fuera.

Parte fundamental de esa exquisita regulación corresponde al reloj interno que gobierna nuestra vida. Con el tic-tac repetitivo y oscilante de sus componentes celulares y moleculares, se marca el ritmo cambiante de los sistemas corporales. El reloj biológico tiene una relación directa con el entorno, con los cambios diarios de luz y oscuridad, con lo que llamamos los ritmos circadianos, o sea, alrededor del día. ¿Alguna vez se han preguntado por qué dormimos por la noche?, ¿por qué el número de glóbulos blancos se duplica temprano en la madrugada?, ¿por qué una copa de vino nos afecta más por la mañana que por la tarde?

Somos organismos que dependemos de los cambios de la luz que, a su vez, sincroniza las fábricas de nuestro interior pero, sistemáticamente dos veces al año, por conveniencias establecidas en base a criterios más que discutibles, alguien se empeña en modificar nuestros ritmos. Claro está que no es una catástrofe permanente y que solo hablamos de modificar una hora, pero hay peajes que pagar.

Se ha visto que la pérdida de una hora de sueño induce cansancio y estrés, lo que conduce a un aumento del 5 % en el número de ataques al corazón en los tres días que siguen al cambio de la hora en primavera. Y con la gente más cansada, hay más accidentes laborales y disminuye la concentración y la productividad en el trabajo, incrementándose un fenómeno llamado ciberpereza. Es decir, dedicarse a surfear en la web durante las horas de oficina.

También es cierto que el efecto de ese cambio de hora sería menos molesto y más fisiológico si el horario español fuese, a su vez, más natural y menos fruto de la herencia irredenta de unas épocas, las de las guerras del siglo XX, que a estos efectos es mejor olvidar. ¿Ustedes le encuentran sentido a que en Finisterre tengamos la misma hora que en Polonia? Luz por la mañana y noche cuando corresponda, ¡qué buen mantra! Si en el equilibrio está la virtud, lo que pide el nuestro es un cambio de hora para que los relojes que gobiernan la vida no alteren innecesariamente su maquinaria. ¡Y yo votaría a ese partido!

Javier Cudeiro* es catedrático de Fisiología y director del Centro de Estimulación Cerebral de Galicia y de Neurocom. 

Un ahorro del 0,4% en el gasto energético estimado para Galicia

El cambio de hora previsto para la madrugada del domingo supondrá un ahorro del consumo energético de un 0,4 % en la comunidad según los datos del Instituto Enerxético de Galicia (Inega). El sector servicios ahorrará un 3 %, mientras que el doméstico registrará un descenso del consumo del 1 %. La medida repercutirá sobre todo en el ámbito familiar, ya que en el industrial la estructura de producción se mantiene de modo constante, al margen del horario.