Europa da luz verde a una nueva vacuna contra la malaria

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SOCIEDAD

STEPHEN MORRISON | EFE

El medicamento Mosquirix ha recibido una «opinión científica positiva» de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) pero no será distribuida hasta que reciba la luz verde de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en noviembre

25 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se llama Mosquirix y es la primera vacuna contra la malaria de la historia en obtener la autorización por parte de un organismo regulador, lo que significa que ha superado con éxito todos los ensayos clínicos y que ya está lista para su utilización en humanos. La Agencia Europea del Medicamento (AEM) dio ayer luz verde a un ansiada terapia preventiva contra una enfermedad que cada año mata a cerca de 600.000 personas en todo el mundo, fundamentalmente en África, y en cuyo desarrollo fue decisiva la participación de un equipo español liderado por el Instituto de Salud Global y el Hospital Clínic de Barcelona, que en el 2002 realizó el estudio para evaluar su seguridad en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (Mozambique). Sus datos fueron fundamentales para que luego se pudiera dar el paso de ensayarla en humanos. La última prueba clínica, en fase III, involucró a 16.000 niños de once centros africanos de siete países adscritos a 17 instituciones, en lo que fue el mayor ensayo de un medicamento jamás realizado en África.

La vacuna, que ha sido desarrollada por la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) que fue financiada en buena parte por la Fundación Bill y Melinda Gates y en la que colaboraron instituciones públicas y privadas de varios países, no es la panacea para combatir la infección provocada por el parásito Plasmodium falciparum, transmitido por mosquitos, pero sí constituye un paso de gigante para la prevención de la enfermedad. Hasta el momento habían fracasado todos los intentos, incluida la inmunización SPf66 que el científico colombiano Elkín Patarroyo creó en 1987. La eficacia de esta herramienta preventiva es limitada, ya que las pruebas realizadas indican que solo reduce en un 36 % los casos de malaria en niños vacunados a partir de los cinco meses, aunque tiene el potencial de prevenir miles de casos. Su uso, en todo caso, debe ser combinado con otras estrategias terapéuticas, como las redes mosquiteras impregnadas con insecticida, según recomienda la AEM, la agencia reguladora europea que concluye en su informe que, pese su eficacia limitada, «los beneficios del Mosquirix superan los riesgos».

Después de su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento el paso siguiente pasa por la recomendación de su uso por parte de la Organización Mundial de la Salud, lo que está previsto para finales de año, y a partir de ahí será cada país el que autorice su administración. De superar estos requisitos, lo que es más que probable, se convertirá en la primera vacuna contra una enfermedad provocada por parásitos.

No será un negocio

La farmacéutica que ha desarrollado el medicamento, GSK, ya ha anunciado que no hará negocio con su venta, pero para producirla y distribuirla a los enfermos de los países afectados será necesaria una importante inversión, en cuya financiación se espera que participen tanto gobiernos como instituciones privadas.

«Esta primera vacuna contra la malaria es un avance científico fundamental y representa la vanguardia de lo que las inversiones en investigación y desarrollo pueden lograr para las enfermedades relacionadas con la pobreza. Es un importante paso en el camino que todavía nos queda por recorrer para, a largo plazo, conseguir eliminar la enfermedad», destacó ayer Regina Rabinobich, directora de la Iniciativa para la Eliminación de la Malaria del Instituto de Salud Global de Barcelona, una alianza entre instituciones académicas, gubernamentales y filantrópicas que ha tenido una colaboración decisiva en el desarrollo de la terapia preventiva.