«Hacer un testamento vital evita remordimientos a la familia»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

Emilia Irimia, coordinadora de la asociación Derecho a Morir Dignamente, anima a dejar por escrito cómo queremos ser tratados a la hora de morir

19 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Galicia hay 4.105 personas que han hecho su testamento vital, es decir, han definido cómo quieren ser tratados ante su muerte cuando no tengan posibilidad de opinar. Ampliar esta cifra -la más baja de España junto a Extremadura- es uno de los objetivos de la todavía joven división gallega de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD). Emilia Irimia es su coordinadora, y tiene claro que hacer un testamento vital solo tiene ventajas.

-¿Por qué deberíamos hacer el testamento vital?

-Es la mejor manera de garantizarte una muerte digna evitando remordimientos a la familia. Es una forma de decirle al equipo médico que nos atiende cómo queremos ser tratados: ¿Queremos sedación? ¿Que nos reanimen en caso de parada cardiorrespiratoria? Es una elección que hacemos en libertad y según nuestras convicciones, porque la Conferencia Episcopal Española también tiene un modelo de testamento vital. De esta manera, descargamos de responsabilidad a la familia, le facilitamos las decisiones en momentos ya de por sí delicados y difíciles.

-¿Cómo se hace?

-Nosotros, en la DMD, tenemos un documento básico, pero se puede escribir uno. Incluye las instrucciones sobre los cuidados y tratamientos que se quieren recibir si no se puede decidir en el momento [por ejemplo, que no se alargue la vida artificialmente, ni siquiera con fluidos; que no se apliquen técnicas de reanimación; o que se administren fármacos para evitar el dolor aunque acorten la vida]. También se puede incluir el destino del cuerpo y los órganos, y hasta nombrar a un representante para que se encargue del cumplimiento de lo anterior. Para validarlo se puede ir a un notario o contar con la firma de tres testigos [al menos dos no pueden ser ni parientes ni socios del firmante]. Se puede inscribir en el registro gallego (Regaip) para que lo consulten los médicos si hace falta.

-En Galicia hay muy pocos testamentos vitales: 1,5 por cada 1.000 habitantes, frente a los 6,4 del País Vasco...

-Posiblemente por desconocimiento. Por eso es importante que hablemos de él. Además, en DMD nos parece indicativo que como sociedad estamos interesados en una muerte digna.

-Los cuidados paliativos ya ayudan a morir mejor.

-Nuestro objetivo es que la muerte se pueda elegir. Pedimos siempre una vida digna, pero también nos merecemos esa dignidad en la muerte. Antes, cuando un enfermo estaba desahuciado los médicos lo abandonaban. Después nacieron los cuidados paliativos, pero no son suficientes. En España solo hay cuatro unidades de cuidados paliativos pediátricos, y en Galicia los de adultos solo los hay en las ciudades. Dependes de que conozcas a un médico o que tengas suerte con el hospital para no morir con dolor o angustia innecesarios.

-¿Qué pide la DMD?

-Que se cumpla la ley. Si se aplicase la ley de autonomía del paciente del 2002 se acabarían en España las malas muertes, pero la gente no conoce la ley. En Andalucía se amplió con el «planificador de cuidados» y es que el paciente y el médico, en función del diagnóstico y pronóstico, diseñan un plan sobre lo que va a pasar y cómo se afrontará; el plan es dinámico y el paciente lo puede cambiar en cualquier momento. Pero no creo que se aplique siempre.

-¿Por qué? ¿Un médico tiene miedo a aplicar una sedación y que la familia reclame? ¿O es por motivos religiosos?

-Es cierto que a veces el médico cae en el encarnizamiento terapéutico [aconsejar tratamientos ineficaces y molestos, por ejemplo] porque tiene miedo a una denuncia por negligencia si no lo hace, pero el problema es claramente religioso. La Iglesia católica ha hecho una pedagogía de que Dios es el dueño de nuestra vida, y por eso el suicidio no solo era pecado sino que el suicida no se podía enterrar en sagrado. Eso ya está superado y debemos dejar libertad para que cada uno decida cómo vivir y morir.

Emilia irimia, coordinadora de derecho a morir dignamente (DMD) en galicia

«Hay una necesidad social de que se regulen el suicidio asistido y la eutanasia»

Francia acaba de aprobar un proyecto de ley que permitirá reclamar una sedación terminal a los enfermos incurables o terminales, pero que no autoriza ni la eutanasia activa, ni el suicidio asistido. El texto limita su aplicación voluntaria a los pacientes conscientes que no respondan a los tratamientos y tengan los días contados. También podrán reclamarla los enfermos artificialmente mantenidos en vida, lo que implicará la retirada de alimentación e hidratación, que se reemplazará por la sedación profunda hasta el momento de la muerte.

-¿Los españoles están a favor de que se regule la eutanasia? En Francia hay mayoría social en ese sentido, pero la Asamblea no acabó de aprobar la ley, hizo una mucho más ligera.

-La eutanasia y el suicidio asistido están muy lejos de España, a pesar de que algunas encuestas hablan de que más del 70 % de los españoles están a favor de que se regulen. De lo que no hay duda es de la opinión favorable a no sufrir: el 81,5 % rechazan que se les prolongue la vida de forma artificial cuando no exista esperanza alguna de curación, y en la encuesta del CIS del año 2009 el 96 % de los encuestados apoyaban que «todas las personas tengan la asistencia sanitaria necesaria para una muerte sin dolor y sin sufrimiento». Es que todos queremos una muerte dulce, tranquila, a poder ser en casa, rodeado de familiares; lo que menos te apetece es una muerte dolorosa, porque no es bueno ni para ti ni para tus familiares. En DMD sí creemos que hay una necesidad social de que el suicidio asistido [el médico te da los fármacos para morirte, pero los tomas tú] y la eutanasia [el médico es el que te administra los fármacos] se regulen, pero sabemos que en este momento no es posible, no hay voluntad política.