La mortalidad por infarto se redujo a la mitad en Galicia en cinco años

r. domínguez A CORUÑA / LA VOZ AGENCIA

A CORUÑA CIUDAD

La red Progaliam atendió en el 2011 a un millar de pacientes

23 mar 2012 . Actualizado a las 16:47 h.

La mortalidad por infarto cardíaco se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años, según los datos del Programa Gallego de Atención al Infarto Agudo de Miocardio (Progaliam), que solo el año pasado atendió a un millar de gallegos en los hospitales de A Coruña, Santiago y Vigo.

Alfonso Castro Beiras, responsable del área del corazón del Chuac e impulsor del programa, valora como «muy satisfactorios» los datos, ya que los fallecimientos a los 30 días de realizada la angioplastia o cateterismo para desobturar los vasos que llevan el flujo sanguíneo al corazón, cuyo taponamiento provoca el infarto, han pasado de casi un 8 % a un 4,5 %, y en la franja de mayor edad, en pacientes mayores de 70 años, del 28 % al 15 %. «Además, se han reducido las complicaciones y las cirugías posteriores», añade el especialista, que ve como clave en el éxito de la iniciativa, pionera en España, no solo la coordinación con el 061, sino también la concentración de recursos en tres salas de hemodinámica disponibles «los 365 días del año y las 24 horas del día», apunta, con personal superespecializado y que «tiene suficientes casos como para estar muy entrenado».

«La accesibilidad hoy ya no es proximidad», resume Castro Beiras antes de recalcar que «no somos la sala de hemodinámica del Chuac o de A Coruña, sino de todo el Norte de Galicia, al igual que la de Santiago lo es del centro de la comunidad y la de Vigo para el Sur». La coordinación con el servicio de urgencias extrahospitalarias «es esencial», de ahí que el cardiólogo insista en que «ante la mínima sospecha de un infarto, lo primero es llamar al 061, porque el paciente ya queda protegido bajo el paraguas del sistema sanitario». Con urgencias sanitarias se mantiene un protocolo de actuación, de modo que «los pacientes ya no pasan por urgencias, entran directamente en la sala de hemodinámica», al margen de llegar ya atendidos con los recursos, profesionales y tecnológicos, de las ambulancias.

Entre la dotación figuran los desfibriladores, que también se han extendido a centros de salud e incluso estadios y centros comerciales, y que constituyen elementos sobre los que pivotará la segunda parte del plan para mejorar la atención a las denominadas muertes súbitas. «Hay pacientes a los que les falla el corazón en casa o en la calle por una fibrilación, y bastaría con que cualquiera les diese un masaje cardíaco y les aplicase una descarga del desfibrilador, si lo hay, o bien esperase a la ambulancia para poder revertir el paro y salvarlo», concluye.