Romanticismo iraní en el ocaso de los pillos

RUSIA 2018

LUIS ACOSTA | AFP

21 jun 2018 . Actualizado a las 00:13 h.

El tiempo de los pillos ha llegado a su fin. El VAR señala a los tramposos. Sin piedad, anuncia la llegada de la noche más oscura para el otrora rentable arte del teatro. El fútbol subterráneo, la picardía, languidece bajo el yugo del reglamento. Por fin infranqueable.

Pero pese a que el Gran Hermano vigila vestido de amarillo, Irán construye barricadas. Juntos conforman la resistencia, el desafío al credo matemático de que en el fútbol siempre ganan los mejores.

Al ejército arbitral ya no se le engaña y ayer los de Queiroz cambiaron de objetivo. Quisieron engañar a los mejores. Frente a esa España que amenazaba con incendiar Persépolis, Irán corrió a las Termópilas.

La selección asiática asumió con gran dignidad desde el inicio que eran peor que su rival. Se encerraron en un plan suicida que salió mal. Por poco, pero salió mal, y su fracaso parece avalar a aquellos teóricos que aseguran que el «patadón y a correr» está muerto. Pero había más repertorio de romanticismo.

Los colegiados anularon el gol que Irán anotó en la segunda parte de manera correcta, pero la ejecución de la jugada es una gran travesura. Haji Safi se tomó su tiempo para colgar la pelota, dibujó una postura de golpeo y cuando parecía que el balón iba a volar al área no voló. Pidió perdón y volvió a coger carrerilla mientras un compañero entraba en escena para colgar la pelota y dejar descompuesta a la defensa española. Esa gran potencia a la que salvó la tecnología.

Chascarrillos ha provocado también ese inusual saque de banda con tirabuzón en el último arreón iraní. También salió mal. Era lo lógico, lo normal, lo esperado y lo valiente. Aceptar el dogma de que «en el fútbol está todo inventado» siempre ha sido lo fácil.

Estos jugadores han llegado hasta aquí, hasta un mundial. Solo Brasil -cinco veces campeona- logró clasificarse antes que ellos. Respeto para estos locos que, no lo olviden, siguen dependiendo de sí mismos.