La brecha digital entre padres e hijos complica el control del uso adolescente de las redes

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARTINA MISER

Lo ideal, según los educadores expertos en redes sociales, sería que los padres supieran manejar las aplicaciones que usan sus vástagos

25 may 2015 . Actualizado a las 15:24 h.

Mientras sus padres nacieron cuando aún no había teléfonos móviles, los adolescentes enganchados ahora a redes sociales como Instagram o Snapchat son hijos de la era digital. «No leen el libro de instrucciones para aprender a manejar algo, aprenden de modo intuitivo. Eso es porque han nacido con las nuevas tecnologías. Eso se ve incluso en el lenguaje que utilizan, en frases del tipo ??pasamos a jugar a modo koala??», explica el sociólogo José Varela, quien está realizando una investigación en la Universidade da Coruña sobre la intimidad en las redes sociales.

Esa brecha digital con unos padres con una formación tecnológica muy dispar complica el control que estos puedan ejercer sobre el uso que los adolescentes dan a las aplicaciones de relación social que van saliendo al mercado. De ahí que, como explican educadores expertos en redes sociales consultados, lo ideal sería que los padres supieran manejar las aplicaciones que usan para poder explicarles el modo correcto en que pueden utilizarlas, además de hacerles ver los peligros que encierran. Esa labor educativa la desarrollan en los centros escolares tanto formadores de la Guardia Civil, en ámbitos de su jurisdicción, como de la Policía Nacional, en áreas más urbanas. Pero hay expertos que advierten que tanto profesores como padres deberían estar mucho más formados en este campo.

«El problema que he detectado entre los adolescentes con los que he hablado no es que no se den cuenta de los peligros de determinadas aplicaciones. De hecho, hay algunas que las han ido desechando porque veían que no valían más que para criticar, es que no tienen clara la diferencia entre intimidad y privacidad», apunta Varela.

¿Cuál es la diferencia? «Hay mucho debate sobre el tema -añade- pero acciones como ver una película con amigos o preparar una cena en casa son cosas que pertenecen al segundo de esos campos. Por contra, ir al baño o lo que puedas hacer con una pareja son cosas que pertenecen ya a la primera esfera». Muchos usuarios de estas redes sociales no tienen clara esa diferencia y ese es el problema porque cuelgan en espacios presuntamente privados fotos o vídeos que en realidad pertenecen a la esfera íntima.

Más allá de eso, el hecho de que lo que cuelgan pueda ser luego utilizado para acosar preocupa. No solo en el caso de las redes anónimas, porque en aquellas que garantizan la supuesta privacidad de los contenidos hay resortes para saltar dichas barreras. Por ejemplo, en Snapchat cualquiera puede grabar la imagen que alguien ha subido. Aunque el administrador garantice que esa desaparecerá pasado un tiempo determinado, no impide que la hayan guardado en otro teléfono de ese modo.