Un faro en el fondo del mar

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

Centro Buceo CelticSub

Un grupo de submarinistas llega hasta las ruinas de la torre de Picamillo, frente a Faxilda, derribada por los temporales

17 feb 2017 . Actualizado a las 07:54 h.

Las olas engulleron literalmente la torre baliza de Picamillo, una señal marítima que marcaba la posición norte de la ría a las embarcaciones en tránsito por el litoral pontevedrés. Como si se tratase de un castillo de naipes vientos de más de cien kilómetros por hora y un ejército de olas descomunales azotaron la desdichada torre hasta partirla y acabar con ella en el fondo del mar.

Un grupo de cinco submarinistas y el instructor del Centro de Buceo CelticSub de Sanxenxo, Antonio Dieste, se sumergieron en el entorno del faro para descubrir qué se encontraban. Y lo que hallaron les impresionó tanto como para grabarlo y reproducirlo en redes sociales.

Antonio Dieste explica que se encontraron con la torre baliza «destrozada». Recuerda que desde la costa, esta desafortunada estructura marítima parece pequeña, pero incide en que cuando uno se acercaba a ella, veía que sus dimensiones eran considerables, de unos cinco o seis metros de altura. Sin embargo, ni la altura ni su anclaje a las rocas sirvieron de mucho frente a la potencia de un mar embravecido.

«Nos encontramos con el cilindro del faro roto en dos o tres partes, no estaba muy partido, pero la antena y el cuadro eléctrico estaban esparcidos por las rocas», relata. Picamillo está a unos diez minutos en lancha desde Portonovo, el puerto más cercano. Los restos del faro se hallan a una profundidad de unos quince metros. Desde CelticSub se esperó a que el mar se calmase, por evidentes razones de seguridad, y cuando la climatología lo permitió, hicieron la inmersión planeada con cuidado. Duró una hora y dio tiempo a los participantes a hacerse una idea de la magnitud del envite de las olas sobre la estructura.

«Era más o menos lo que esperábamos encontrar, la antena, la luz y todo lo demás estaba aplastado por los restos», añade Dieste. «Había pedazos de barandillas inox y vimos también los pinchos que tenía el faro para impedir que se posasen las gaviotas», concluye.

El derrumbe de Picamillo no es el único que se ha registrado en los últimos cien años en la ría de Pontevedra, aunque hay que remontarse a algo más de cuarenta años para encontrar la última ocasión. Fue en la costa de Udra, cuando se vino abajo en otro temporal otra señal marítima en una zona rocosa.

Más aparatoso fue el derrumbamiento en 1939 del faro de Cabezo do Medio, también frente a la costa de la parroquia buenense de Beluso. La pérdida de esta estructura fue aún más aparatosa porque se trataba de un faro completo, gemelo de la torre que se eleva aún en punta Tenlo, en la isla de Tambo. Nunca se reconstruyó.