A la caza del ratón cloaca a cloaca

C. Pereiro SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

CARLOS PEREIRO

El cebo colgante resulta ser el método más eficaz para el control de poblaciones en entornos urbanos

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No son un compañero deseable en ninguna comunidad. Tampoco un vecino ejemplar ni adecuado. Lo cierto es que ni siquiera pagan el alquiler cuando decide instalarse. Las ratas son sinónimo de humedad, suciedad y poca salubridad, por lo que su presencia es siempre un hecho a evitar en cualquier espacio.

Sanxenxo se ha puesto manos a la obra, como toca después de cada verano. Las lluvias hacen acto de presencia y de no tomarse medidas, los roedores también. El Concello ha encargado la misión de control y eliminación a la empresa Plagal, que trabaja con otros concellos de O Salnés, como Ribadumia.

Es una batalla difícil. Tanto ratas como ratones saben sobrevivir en entornos hostiles y su capacidad de reproducción es altísima. Una hembra puede alumbrar entre 8 y 12 veces al año, con una gestación cercana a los veinte días. En cada ocasión, nacen unos diez ejemplares. ¿Pueden convertirse en una plaga? Más fácilmente de lo que uno pueda imaginar o calcular.

La guerra contra la rata se libra de arqueta en arqueta, cloaca a cloaca. Es larga, y requiere una vigilancia más constante que la que se realiza frente a otros animales. En el entorno urbano, además, todo queda limitado a un único método: el del cebo colgante.

Basta un simple bocado, y el inquilino de las alcantarillas perecerá a los pocos días. El cebo no contiene veneno propiamente dicho, sino que lleva un principio activo anticoagulante que acabará irremediablemente con la vida del animal. Su colocación es sencilla pero bastante eficaz. El cebo tiene forma de cubo, de color rojizo -se asemeja bastante a una gran golosina-, y se anuda con un alambre. Este, a su vez, se ata a un clavo en las paredes de la arqueta, y se descuelga. La trampa ya está preparada. Ahora solo restaría esperar.

¿Genera algún peligro para otro animal? ¿Y para las personas? «Ninguno», señala Javi, operario de la empresa encargada de instalar los cebos estos días en la villa turística de las Rías Baixas. «Las arquetas en las que se instalan están totalmente cerradas y aisladas. Son de aguas residuales. La única manera de abrirlas, y que alguien tuviera acceso al cebo, sería viniendo con las herramientas adecuadas, levantar la tapa de metal, y tirar de un alambre de varias decenas de centímetros. Desde luego, no sería accidental».

Por otro lado, en caso de que una fuerte tromba pudiera arrastrar el cebo -cosa extraña debido al nudo y a su colocación- este se perdería por el desagüe, deshaciéndose como cualquier otro resto orgánico.

Ayer, Javi y su compañero Eric recorrieron varias de las calles de Sanxenxo levantando arquetas y poniendo trampas. Es el primer paso de su plan. «En unos días habrá que volver para comprobar cómo están. Si está mordido sabremos que hay ratas, y nos podremos hacer una idea aproximada del problema», explica el operario mientras corta un alambre que colgó tiempo atrás. «No debería haber demasiadas. Nunca ha habido, aunque por eso mismo conviene prevenir».

De alcantarilla en alcantarilla, ambos técnicos van dejando su huella mortal para la rata. Necesitan del buen tiempo para ello, por lo que hasta que llueva su presencia por los núcleos sanxenxinos será la tónica diaria.

¿Y en el interior?

No solo de alcantarillas viven las ratas, por eso, también se está realizando una tarea de prevención en diferentes instalaciones públicas o áreas habituales de anidamiento que, por su situación geográfica, serían propensas a presentar roedores -como es el caso de A Telleira, y el banco de alimentos situado en su interior-.

Aquí la trampa es de placebo, ya que primero prefieren asegurarse de la presencia de los pequeños mamíferos antes que malgastar el material, o exponerlo tontamente a los elementos.

El contrato suscrito con la empresa Plagal, también contempla una segunda campaña de desratización, prevista para los meses de marzo y abril del año que viene, que propiciará la distribución de cebos frescos, incidiendo en aquellas áreas más infestadas.

Sanxenxo libra su particular guerra contra las ratas con pequeños caballos de Troya con forma de gominola. Un suculento manjar para roedores que a su vez los dirige hacia una muerte inevitable. El municipio turístico está vetado para las ratas, y en cada arqueta encuentran tentación y guadaña.