Cultura apuesta por que no se toque el derrumbe del acceso a la ermita de A Lanzada

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

Marcos Gago

El desplome del acantilado continúa creciendo y Sanxenxo coloca vallas fijas para alejar a los curiosos

25 may 2016 . Actualizado a las 12:36 h.

La Consellería de Cultura es partidaria de dejar el derrumbe del acantilado en el acceso a la ermita de A Lanzada tal y como está, sin ninguna intervención humana. El Ayuntamiento de Sanxenxo ha recurrido la decisión, porque entiende que se debe actuar cuanto antes para evitar que se produzcan nuevos desplomes en un entorno tan emblemático. Ese recurso de alzada aún está por resolver, pero con la primavera tan avanzada todo parece indicar que el verano llegará con el boquete abierto y creciendo.

Dos administraciones tienen que ponerse de acuerdo sobre si actuar o no en A Lanzada. Son Costas y Cultura. La primera apoya una intervención como la realizada en Paxariñas, con la colocación de una malla a modo de las existentes en las autopistas para contener los desprendimientos. Los técnicos de Cultura le dieron visto bueno y también se sopesó colocar en su lugar un murallón de piedra. En la comisión provincial de Patrimonio, sin embargo, se rechazó la solución propuesta por Costas.

«A negativa no seu momento debeuse a que se considerou que a solución técnica que se propoñía non era proporcionada ao que ía ser despois a acción da natureza», puntualizan desde el departamento autonómico. Cultura concluye: «Considerouse que se debe deixar actuar á natureza para elevar esa defensa natural».

Mientras Patrimonio no se pone de acuerdo con Costas, los vecinos de A Lanzada ven cómo crece mes a mes el boquete, que no se da cerrado desde la playa porque las olas arrastran hacia el mar la tierra que cae. El costado del vial afectado estuvo dos años rodeado con vallas de obras, que con el paso del tiempo hubo que ir retranqueando hacia el paso de los vehículos. Recientemente el Ayuntamiento retiró ese precinto provisional y lo ha sustituido por un vallado anclado al suelo y que impide el paso a los viandantes. La medida aspira a cerrar el derrumbe a los curiosos y evitar riesgos.