«La culpa es de la lavadora»

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

MARCOS GAGO

El Concello y los comuneros recuperan dos lavaderos con sus fuentes en Noalla, que cayeron en el abandono hace más de una década

22 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El desbroce del acceso al pilón de la Fonte do Loureiro, a escasa distancia andando de la iglesia de Noalla, en Sanxenxo, no fue fácil, aunque los dos operarios municipales se aplicaron a fondo y despejaron el camino en un día. Situada en uno de los márgenes de una carretera municipal y a un nivel inferior, la maleza la lleva ocultando más de una década. Y vaya maleza. Años de abandono y la espesa vegetación la habían ocultado de vecinos y turistas por igual. Nadie se imaginaría, al pasar a su lado, que allí abajo se encontraba un lavadero del siglo XIX, del que solo se conserva el pilón de piedra, y una fuente.

La comunidad de montes de Noalla, sin embargo, sí que conocía la existencia de esa fuente en la que más de uno había saciado la sed en un día caluroso de agosto. Explicaron su interés al Concello y el edil de Obras, Maxi González (BNG), accedió a incluirlo en el plan de intervenciones en el rural. Los operarios se pusieron manos a la obra y con el apoyo de un camión cazo lograron despejar los escalones de piedra. Al fondo de todo, se llegó al manantial y al pilón de lavadero. Han pasado los años y otras fuentes se han secado, pero un simple vistazo sirve para evidenciar que este no es el caso. En la Fonte do Loureiro hay agua en abundancia. Mana en gran cantidad y esta circunstancia dificultó un poco los trabajos de desescombro. En la propia estructura de la fuente, una inscripción actualmente ilegible, parece indicar una fecha. «Hay algo como números romanos y unas letras», explica uno de los operarios que actuó en el manantial.

El lavadero fue en otros tiempos un punto de encuentro de los vecinos de Noalla. Un recurso acuífero que los comuneros creen que podrá volver a utilizarse con frecuencia. «La culpa es de la lavadora», bromea otro de los operarios. Y es que los pilones cayeron en desuso a la vez que los electrodomésticos se hicieron más frecuentes en los hogares.

En este caso concreto hubo otra razón que agravó su deterioro. La caída de unas piedras del muro de contención de la carretera puso en cuestión la seguridad de este espacio, por lo que los vecinos, recelosos, dejaron de ir.

Ahora que la fuente ha vuelto a queda a la vista y se ha comprobado que hay agua suficiente, los comuneros de Noalla se han comprometido a reparar el muro y así, este lugar dejará de ser mero patrimonio etnográfico a convertirse en un lugar de utilidad para todos, vecinos y visitantes que quieran degustar su agua.