Espesas masas de microalgas tiñen de color verdoso y ocre partes de la ría

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

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La marea roja solo afecta a los bivalvos y es inocua para el baño de los humanos

22 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Verano en la ría de Pontevedra: sol, playa y ¿manchas en el agua? Efectivamente, aunque depende de dónde se encuentre uno y en qué momento del día. No se asusten, no son vertidos de aguas residuales de cañerías, ni tampoco sentinazos de barcos. De eso también hay de vez en cuando, pero no es el caso de este mes de julio. La marea roja está aquí y las espesas masas de fitoplancton, las microalgas de las que se alimentan los moluscos, son las responsables de esa extraña coloración que a veces se deja ver en el agua.

Tanto desde la Consellería de Sanidade como desde el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) insisten en la misma idea. Este es un fenómeno natural y no es peligroso para el baño. Puede darle un no se qué a más de un bañista entrar en un agua de color ocre o verdoso, pero ese fitoplancton no es tóxico para el hombre. Los marineros y los vecinos de las villas costeras conocen este fenómeno desde tiempos antiguos. Muchos lo denominan popularmente «purga de mar».

Tampoco hay problema a la hora de comprar mejillón o almeja en los mercados de la comarca. Eso sí, asegúrese de que no compra nada de furtivos, porque esos productos no pasan por depuradora, aunque esta norma es un consejo permanente, haya o no haya marea roja. Consumir productos sin depurar, sobre todo en episodios de marea roja, sí puede causarle problemas, en mayor o menor medida, pero es un riesgo que tiene fácil solución. ¿Cómo saberlo? Si tiene guías es correcto. No coma marisco furtivo.

La actual marea roja en Pontevedra está siendo rara. Probablemente derivada de un verano tan inusual que estamos teniendo, y heredada de una primavera y un invierno que también fueron extraños. Temperaturas en el agua de algunas playas a 20 grados animan a la proliferación de fitoplancton, que se nota más en espacios marítimos cerrados como dársenas en puertos como Marín, Bueu o Campelo.