El parto más difícil del mandato

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral CRÓNICA

PONTEVEDRA CIUDAD

15 jun 2017 . Actualizado a las 07:56 h.

Hace casi un año, los grupos políticos de Pontevedra cayeron de la burra: es inviable que los plenos se alarguen horas y horas debatiendo mociones. No fue una conclusión a la que llegaron sin más, sino que respondió a que llegó un momento en que si se incluían todas las mociones pendientes en el siguiente pleno, este tendría un orden del día con nada menos que 52 puntos.

En agosto, se llegó a un consenso: limitar a dos el número de mociones por cada grupo para aligerar las sesiones. Era un pacto provisional, a la espera de alcanzar en la correspondiente comisión un acuerdo estable.

Aquel consenso de agosto saltó por los aires en apenas dos meses. El PP fue el primero en dinamitarlo alegando que no puede ser que Ciudadanos, con un único representante pueda presentar el mismo numero de mociones que ellos, que tienen 7 concejales. Y ahí siguen los políticos locales, diez meses después y cuando ya se ha cumplido el ecuador del mandato, sin lograr alcanzar un acuerdo.

A todo esto, como no lograron ponerse de acuerdo en el número de mociones por grupo, en enero los portavoces tuvieron una ocurrencia: intercalar las propuestas de cada grupo en el orden del día, por aquello de tener todos algo así como la misma «cuota de pantalla». Como si lo importante para los medios de comunicación fuera el momento de debatir una moción y no el contenido de esta.

Así llegamos a junio del 2017, intentando todavía sacar adelante lo que ya está claro que es el pacto más difícil del mandato, pues la reglamentación del pleno es algo que normalmente se pacta en el primer mes... y aquí llevamos dos años.

La última propuesta la llevó ayer mismo el alcalde a la junta de portavoces. Se propone que BNG (12 concejales) y PP puedan presentar un máximo de tres mociones por pleno; y el resto de fuerzas (PSOE, Marea y Ciudadanos), dos cada una. También se sugiere cambiar la fecha de las sesiones del lunes al viernes, adelantar su inicio media hora y limitar los tiempos de intervención: cinco minutos para el defensor de la moción, tres para réplicas de cada grupo y tres para cerrar de nevo el proponente. (Un inciso: de esta forma, si todos los grupos agotan su cupo máximo de mociones, 12 en total, los plenos durarían cuatro horas solo en lo tocante a mociones. Súmenle interpelaciones, asuntos ordinarios, declaraciones institucionales, ruegos, preguntas...)

Pero ¿aceptaron el resto de portavoces la propuesta del alcalde? Qué va. En lugar de votar o siquiera debatir, se llevaron la propuesta bajo el brazo y prometieron contestar más adelante.

Lo dicho, estamos ante el parto más difícil del mandato.