Un centenario con humor envidiable que recordaba bien la Guerra Civil

m.?h. PONTEVEDRA/ LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

José Solla Sobral falleció en Verducido un mes y medio antes de cumplir 101 años

04 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pontevedra perdió a uno de sus centenarios. En Verducido, en el lugar de Rosende, falleció el viernes a los cien años de edad José Solla Sobral, Pepe da Fontesilval e da Rosende, un hombre al que en su parroquia definen como una persona «boa e simpática». José, al parecer, gozó de buena salud prácticamente hasta el final de sus días. De hecho, el año pasado, en el mes de julio, recibió con una espléndida sonrisa al alcalde Miguel Anxo Fernández Lores cuando acudió a felicitarle por haber llegado a los cien años. Ese día José sopló las velas rodeado de su familia. José estaba casado con Anuncia Solla y tenía dos hijos, cinco nietos y siete bisnietos. Tras ser velado en el tanatorio de Barro, ayer se celebró un funeral por él en la iglesia de San Martiño de Verducido y hoy bien temprano, como es tradición en la parroquia, también se aplicará una misma por él.

El encargado de oficiar ayer el funeral fue el párroco Manuel Míguez, que conocía bien a José. De hecho, explicaba que era un hombre con el que resultaba muy ameno hablar porque tenía en la memoria historias muy duras sobre la Guerra Civil, a la que había ido. «Me acuerdo que contaba que una vez, en la Guerra, estaba detrás de una tapia, levantó la cabeza y vio que no dejaban de pegar tiros. Me dijo que había estado un montón de tiempo metido detrás de la tapia, y yo le dije que había hecho muy bien. Ir a la Guerra Civil había marcado mucho su existencia, lógicamente», recordaba el párroco.

José trabajó como labrador. Tuvo la vida de sacrificios propia de una época muy dura. Y se ganó el cariño de sus vecinos, que ayer le dieron un emocionado último adiós.