Tres centros para testar la enseñanza pública

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

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Los colegios de Xeve y Campañó y el IES Valle Inclán, elegidos para representar a la ciudad

24 may 2017 . Actualizado a las 12:57 h.

Un solo instituto servirá de referencia para medir el nivel educativo en enseñanza Secundaria tanto de los alumnos como de los propios centros de Pontevedra. El Valle Inclán, ubicado en plena Alameda pontevedresa, será la vara de medir la calidad de la enseñanza en los centros públicos del municipio, tras ser elegido siguiendo criterios estadísticos similares a los que se emplean para elaborar el informe PISA para que sus resultados se puedan extrapolar al conjunto de la población. En el caso de la educación Primaria, los colegios de Xeve y Campañó realizarán la función de medidores.

Aunque los centros seleccionados fueron avisados con cerca de un mes de antelación, la Consellería de Educación evitó dar tanto las cifras de alumnos llamados a realizar los exámenes -cinco en total- como los nombres de los institutos y colegios. En parte, por la manifiesta oposición de muchos padres que siguen rechazando las pruebas a pesar de haber pasado de ser censales -es decir, en todos los centros- a muestrales -solo en los escogidos como representativos-. Las ausencias en las aulas, la única forma de evitar las reválidas, ascendieron, de hecho, al cuarenta por ciento en todo Galicia. Y en el Valle Inclán, donde de los cerca de cien alumnos que estaban convocados solo aparecieron unos cuarenta.

Los tutores de los estudiantes están divididos, eso está claro. Pero, ¿qué piensan los verdaderos protagonistas, los alumnos? Para empezar, que los resultados no serán representativos de toda la comunidad escolar de Secundaria de Pontevedra. Así lo ven, al menos, los estudiantes de una de las clases del instituto pontevedrés. Los adolescentes, de entre 16 y 17 años ¿saben para qué sirve la reválida? «Para valorar los conocimientos que tenemos de la ESO», asegura Marta. Al menos, en teoría porque en la práctica no tienen tan claro que cumpla su función: «No sirven para evaluar lo que sabemos porque muchas cosas que dimos no las ponen», añade.

Por ejemplo, las probabilidades en matemáticas. No han llegado a ellas en el temario, lo que, en su opinión, podrían distorsionar las conclusiones. «Hay cosas que no dimos durante el curso, así que no teníamos ni idea de cómo hacerlas, por lo que tampoco refleja lo que sabemos, porque al no darlo no lo sabíamos», confirma Laura. Y añade, como solución: «Si se repiten otra vez las pruebas que cada centro ponga lo que dieron durante el curso».

Abren entonces ellos mismos el debate que nació con la propia prueba: ¿tiene que avisarse y poder prepararse, o no? «No es un reflejo de la educación en Pontevedra, ni del palo. Preguntan cosas muy fáciles y que no sirven para nada. Nos están obligando a hacer algo que no nos van a decir qué va a pasar y solo sirve para ver. ¿Pero solo nos lo hacen a nosotros en Pontevedra? No tiene sentido», critica. «Que les digan a los profesores lo que iba a entrar y que nos lo enseñen», propone la joven que está a su izquierda. «Pero es que así no sería una prueba de lo que sabes, sino de lo que has preparado», le contesta Pedro. «Pero si no lo hemos dado, ¿cómo lo vamos a saber?», le replica su compañera. «Pues para saber si te has enterado o no, pero si no lo has dado vale», zanja el alumno rubio.

Sí coinciden todos, y de forma unánime en otros puntos: primero, que está bien que sea de tipo test y no de respuestas para desarrollar. ¿Porque son más fáciles? Ríen. Respondida la pregunta. Segundo, en que ninguno de ellos se habría presentado voluntariamente a los exámenes. «Perdemos tiempo para preparar los exámenes que tenemos en junio. Ahora se nos juntaron todos», resume otro alumno.

Y tercero, que ninguno de ellos se lo preparó a conciencia, aún sabiéndolo con antelación. Como no les dijeron qué entraba y qué no y sabían que no contaba para nota, no se preocuparon demasiado. «La gente se lo tomó a broma, como no contaba mucho se lo tomaron a broma», reconoce una de las alumnas. Tampoco tenían pensado estudiar por la tarde para los de Galego e Inglés -ayer les tocó Matemáticas, Lingua e Historia-. Y cuarto y último, que si, aunque no fuera a incluirse en su expediente sí fuera a ser analizado para hacer un expediente del alumno para enviarlo después, solo a nivel informativo a sus padres, la situación cambiaría. Y puede que hasta se lo hubieran tomado en serio.