Dos años de cárcel para un proveedor y un exempleado por estafar cien mil euros a Ence

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Inflaban o inventaban descargas de madera, por lo que tendrán que pagar 190.000 euros a dos empresas

26 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un extrabajador, Manuel Sartal, y un antiguo proveedor de Ence, José Vázquez, fueron condenados ayer a dos años de prisión por sendos delitos de estafa y de falsedad en documento mercantil al grupo pastero, doce meses por cada uno de ellos. Rebajaba así el fiscal del caso, Juan Carlos Aladro, su petición inicial de cuatro años de prisión al aplicarles la atenuante analógica de confesión anticipada. Ambas partes, los dos acusados y representantes legales de la multinacional, se vieron las caras ayer por la mañana en la Audiencia de Pontevedra, donde estaba fijada la vista oral del juicio.

Finalmente no fue necesaria la celebración de la sesión, ya que los abogados tanto de la acusación como de la defensa llegaron a un acuerdo de conformidad que acarrea tanto penas de prisión como económicas. Los imputados fueron condenados a indemnizar de forma conjunta y solidaria en concepto de responsabilidad civil con sendas multas de seis meses a razón de cuatro euros diarios a los perjudicados. Así, la mitad de los 188.170,19 euros que tendrán que abonar -en un plazo máximo de año y medio- será para Ence y la otra mitad para Explotaciones Forestales del Noroeste.

En cualquier caso, ninguno de los dos condenados tendrá que ingresar en prisión a condición de que no vuelvan a cometer ningún delito en los próximos cuatro años y de que abonen la sanción que se les impuso.

Tanto Sartal como Vázquez, ambos vecinos de Meis, estaban acusados de estafar a la empresa en la que trabajaba, en el primero de los casos, y a la que proveía, en el segundo -era transportista- 97.000 euros con ventas fantasma de madera a Ence. El caso se destapó en diciembre del 2014, cuando la multinacional pastera denunció que se habían estado simulando una serie de descargas de madera -unas ochenta en total- en su planta pontevedresa que nunca se llegaron a realizar, aunque sí se abonaron como teóricamente correspondía.

Al parecer, ambos se aprovecharon de que Sartal trabajaba en la zona de báscula de la fábrica de Lourizán para inflar descargas reales e inventar otras ficticias. Pero estas maniobras ilegales fueron captadas por el sistema de videoseguridad.