Tonucci habla, los políticos escuchan

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

El pedagogo italiano vuelve a Pontevedra, la ciudad que mejor refleja su modelo

25 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo tiene Francesco Tonucci que despierta admiración allá por donde pasa. Él habla y los políticos escuchan. Algunos asumen sus teorías y otros no, pero sus tesis pedagógicas y, por qué no, urbanísticas, dejan huella.

Pontevedra es el lugar en el que más se ve reflejado Tonucci. «Es la ciudad que más en concreto asumió la idea y que la elevó a una propuesta coherente de cambio de diseño de las calles para que favorezcan a la gente en lugar de los coches», aseguró ayer, en su enésima visita a la ciudad que él mismo pone como ejemplo en todo el mundo.

La novedad de esta nueva presencia del italiano en la ciudad es que ahora no solo viene a Pontevedra. Invitado por la Diputación, recorrerá durante esta semana diversos municipios de la provincia, mantendrá encuentros con políticos y educadores para tratar de extender el modelo: villas más humanas, menos coches, más proyección de los intereses de los niños...

Es conocido desde hace años el respeto que sienten por Tonucci el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, o el vicepresidente de la Diputación, César Mosquera. Ayer también se rindió al italiano la presidenta provincial, Carmela Silva, que manifestó su «admiración personal» por el italiano. «Estamos encantados de que a presenza de Tonucci permita que moitos veciños e veciñas da provincia escoiten novas ideas e que así reclamen este modelo seu, e que haxa presión social para pasar das cidades dos coches ás cidades das persoas».

Ese es un paso que Pontevedra ya ha superado, y a Tonucci se le preguntó en el Concello por cuál ha de ser la siguiente etapa. No lo dudó: lograda la autonomía de los niños, afirmó, es el momento de su participación en el gobierno de la ciudad. Un «consejo de los niños» permitiría, subrayó, «poner límites a los mayores». El italiano defiende que las ciudades que piden los niños «son ciudades para ser felices».

Mosquera también ahondó en esta idea. «O plantexamento de Tonucci -aseguró- ten a característica de que é actual e ataca a realidade da sociedade que temos hoxe, totalmente mecanizada, que busca unha comodidade enfermiza e pretende unha vida sumamente artificial para os nenos. Utilízase a desculpa da protección pero é un despotismo ilustrado moi forte, porque é todo para os nenos pero sen os nenos. De democrático non ten nada».