Espectáculo sin recompensa

carmen garcía de Burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La falta de definición impide al Pontevedra derrotar al Coruxo

24 abr 2017 . Actualizado a las 17:25 h.

Lo intentó tantas veces el Pontevedra que era imposible no perder la cuenta. El calor sofocante que caía a las cinco de la tarde sobre Pasarón apretaba tanto a los jugadores granates como a los del Coruxo. Aún así, nadie lo diría por el ritmo que imprimeron ambos equipos al partido, un derbi que dejó tantas ocasiones como suspiros y desesperación incontenida. Fue espectáculo y, aunque no fue justo del todo, subió las revoluciones a Pasarón.

La primera parte fue indiscutiblemente granate. El Coruxo se resistió, hizo varias llegadas y llegó a incomodar a un Pontevedra que, aún así, llenó los primeros 45 minutos de ocasiones de gol. Entre los principales enemigos de los locales destacó Pibe, el autor de la única ocasión real visitante -organizado primero en un 4-3-3 y, mediado el primer tiempo, en un 4-2-3-1-, recién cumplido el minuto 30, y de alguna otra aproximación al área granate. Fue también quien lanzó la falta que podría haber amargado injustamente el encuentro a los locales. También Camochu reivindicó su momento, que finalmente no llegó a transformar en gol.

Pero lo cierto es que desde el minuto ocho, cuando Mario Barco cedió atrás para David Añón y este, demasiado despacio, tiró a portería, los peligros no dejaron de acechar a la red viguesa. Solo entre oportunidades claras para estrenar el marcador, el cuadro pontevedrés sumó seis antes de casi dejar de contar. Y casi todas ellas con un apellido riojano, el de Barco, como protagonista, principalmente encargado de los remates. Fue él quien vio las últimas cuatro ocasiones, en los minutos 35 -cuando se quedó solo ante Alberto, pero fue largo-, en el 38 -en un remate que Eneko dejó pasar-, en el 40 -cuando remató sin fuerza suficiente y acabó en el segundo palo-, y en el 42 -un centro de Eneko-.

Tan solo durante unos minutos del primer tiempo, alrededor del diez, los vigueses lograron dar la vuelta al partido. No estaban asfixiados por el Pontevedra, pero tampoco conseguían arrebatarle el dominio.

Más lluvia de ocasiones

No cambiaron mucho los roles en la segunda mitad, a pesar de que las dos primeras jugadas fueron verdes y tenían acento hispanoargentino, a apenas cuatro minutos del inicio. Tuvo que intentarlo tres veces seguidas el Pontevedra hasta conseguirlo: a los catorce minutos de la vuelta de vestuarios Abel hacía realidad el deseo local y ponía un 1-0 en el luminoso tras un saque de Mouriño que cabeceó picado, adelantándose al salto de Alberto.

Tres ocasiones más se repartieron Barco (dos) y Mateu (una) en solo dos minutos, del 77 al 79, y una más que nació de un balón que quedó muerto ante la portería del Coruxo y que ningún jugador granate fue capaz de rematar. Pero para entonces ya era tarde. Los vigueses acababan de firmar el empate gracias a Camochu, que la bajó de espaldas y se la cedió al sueco André, quien remató y mojó toda la pólvora que el Pontevedra había metido en sus balas.

Todo Pasarón supo que el encuentro, en realidad, había terminado cuando, tras la última jugada que pudo haber sido gol, la enésima del enfrentamiento, en el minuto 88, Barco comenzó a quejarse del gemelo. No pudo volver a entrar al césped y ni siquiera apoyarlo mientras se lo llevaban a los vestuarios entre dos técnicos. Su expresión reflejaba también el resultado del partido. Al menos para los granates.