La Consellería de Infraestructuras deberá decidir si sustituye los soportes metálicos o si procede algún tipo de arreglo
22 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El uso de los drones evidenció ayer que los soportes metálicos de los postes de la marquesina del puente de A Barca están oxidados y, en algún caso, presentan corrosión. Esta fue la primera impresión que sacaron los técnicos de Aplygenia, la empresa contratada por la Consellería de Industria para inspeccionar la estructura de madera y comprobar el grado de deterioro que presenta que se agravó con el último temporal, al visualizar algunas de las imágenes que obtuvo el dispositivo multirrotor que se empleó.
Ahora será la Administración autonómica la que decida que actuaciones llevar a cabo en la totalidad del puente, donde el deterioro es más que evidente. Y es que hay planchas que han volado o se han retirado como consecuencia de los fuertes vientos registrados, mientras que en buena parte de las restantes se han tenido que improvisar, por parte de los Bombeiros de Pontevedra, medidas para garantizar su sujeción.
Los daños también se perciben en el suelo, levantado en algunos de sus tramos, o, incluso, en las propias vigas de madera de la marquesina, algunas de las cuales presentan grietas o distintos desperfectos. De igual modo, la instalación eléctrica que garantiza la iluminación del puente también presenta deficiencias, si bien estas, a juicio de la Xunta, tendrán que ser asumidas por los Concellos de Pontevedra y Poio.
De cualquier modo, y en el caso concreto de los soportes metálicos que sustentan la marquesina, la Xunta deberá optar por su sustitución o por su reparación, previsiblemente mediante el empleo de una pintura específica frente a la corrosión.
Narciso Abalo, director de proyectos de Aplygenia, precisó que, en principio, la oxidación y corrosión de estos puntos es normal en zonas como la desembocadura del Lérez, dado que se trata de ambientes que aceleran estos fenómenos. Además, recalcó que a esto se le sumaron las fuertes vientos y lluvia que llevan a aparejados los temporales.
Lo cierto es que la inspección que se realizó ayer se vio complicada por dos cuestiones. Por un lado, las rachas de viento que afectaban a la estabilidad del dron y, por otro, la cercanía de la autopista, circunstancia que impidió que los técnicos pudiesen emplear el dispositivo de mayores prestaciones y que tiene capacidad de alcanzar los 120 metros de altura, de tal modo que tuvieron que usar un multirrotor de menor tamaño. «A mellores condicións son sen nada de vento e, para o tema das inspeccións, incluso, nubrado, sen reflexos do sol, para que non haxa contraluces», apuntó.
Esta inspección se llevó a cabo después de que técnicos de la Axencia Galega de Infraestrutura hubiesen revisado la cubierta asegurando voladizos, maderas y anclajes del puente.