Un barrio orgulloso de sus servicios que pide cariño municipal

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

maría hermida

Los residentes están encantados con las zonas verdes o las dependencias de ocio, pero critican que no se arreglen más las aceras

15 feb 2017 . Actualizado a las 11:42 h.

Se habla, y mucho, de que Pontevedra es una ciudad que desde la peatonalización vive de puertas afuera. Monte Porreiro, donde llegaron los lombos pero no la generalización de las calles sin coches, no le va a la zaga. Ayer a media mañana, alguna de las avenidas con nombre de país europeo del barrio casi parecía Benito Corbal: caminaban a paso lento numerosísimos mayores, los chavales del instituto iban al supermercado aprovechando el recreo, había un sinfín de vecinos paseando perros y no faltaban ciudadanos que iban y venían con bolsas de la compra o padres con sus retoños en los carritos. Se respiraba vida. Pero, ojo, que el diagnóstico que hacían algunos residentes de tanta gente a pie de calle no era demasiado bueno: «Aquí hai moita xente na rúa porque non che hai traballo», señalaba un hombre canoso llamado Andrés, que conversaba con varios vecinos más.

Andrés, que llegó a Monte Porreiro hace casi tres décadas cuando le concedieron una vivienda social, se ofrecía a guiar al forastero por algunas de las «desfeitas totais» que según él hay en el barrio. Mostraba, por ejemplo, un jardín que hay tras las viviendas sociales donde se cayó una valla hace tiempo. Es una especie de terraplén con una altura enorme: «Se cae un neno por aí abaixo podemos olvidarnos de que siga vivo», señalaba. Igual de enfadado con la falta de mantenimiento que ve en el barrio que Andrés andaba Helio, antiguo paciente del alcalde, según explicaba, que indicaba: «A min o que non me gusta é que haxa beirarrúas levantadas, porque podo caer. Pero é verdade que moitas cousas as reparan e a xente enseguida as rompe», decía.

Otra vecina, Esther, que tiene dos niños, como a otros muchos padres, más que las aceras, les preocupan, por ejemplo, los parques infantiles. Por eso ayer estaba especialmente contenta: «Por fin están los obreros renovándonos el parque. La verdad es que aquí no podemos quejarnos porque tenemos muchos servicios, desde la guardería al colegio y el instituto. Y también el centro cultural, donde hay biblioteca o actividades para los niños y para los mayores. Yo estoy encantada y llevo aquí desde pequeña», señalaba esta mujer. Amalia, más mayor, que venía del supermercado, incidía en la misma idea: «Estamos de maravilla, tenemos de todo, desde supermercado a buena carnicería o pescadería. Yo estoy muy contenta, vine para aquí hace treinta años cuando concedieron la vivienda social y no lo cambio», señalaba esta mujer de pelo blanco.

A pie de calle, las opiniones sobre la cantidad y calidad de los servicios del barrio se repiten. Pero también las quejas tanto por la línea de alta tensión que atraviesa las calles -que se llevará al pleno para intentar su soterramiento- o por la dejadez municipal en cuanto a la limpieza de algunos solares. «Que aínda que sexan privados non poden estar así», defienden los residentes. Luego, todos animan a ir a visitar el mirador. Para muchos, es el orgullo verde de Monte Porreiro. Y no es de extrañar.