Dos años sin quioscos y sin trabajo

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

Solo una de los once exempleados de Regaki en Pontevedra logró un nuevo empleo

09 feb 2017 . Actualizado a las 17:27 h.

Están instalados en algunos de los puntos neurálgicos de las capitales de las cuatro provincias y algunos de sus concellos más importantes, pero están cerrados y sin actividad. Llevan así dos años. Únicamente seis quioscos de A Coruña -cuatro de ellos situados en el paseo marítimo- volvieron a abrir sus puertas una vez que la quiebra de la empresa concesionaria del servicio en toda Galicia, Regaki, dejara el futuro en manos de una nueva firma. El resto continúan abandonados y con sus paneles replegados desde febrero del 2014.

Eso era precisamente lo que temían los trabajadores de la extinta Rede Galega de Kioscos (Regaki), una empresa dependiente de Cogami cuyo único objetivo era dar empleo a personas con discapacidad. Por eso gran parte de la plantilla de A Coruña, Santiago y Pontevedra se opuso en su momento a que las concesiones se traspasaran a una firma recién creada por dos de los exdirectivos de la matriz. Si las cosas no funcionaron en Regaki con ellos a la cabeza, ¿qué hacía pensar que la gestión fuera a ser mejor en una entidad regida por parte de los responsables que tomaron las riendas de la empresa justo antes de que entrara en concurso de acreedores?

Sobre todo, porque Manuel Quiñones y Ramón Sande, los fundadores de la empresa sucesora, ya mostraron desde el primer momento su intención de hacerse solo con algunos de los quioscos. Entre ellos, los de A Coruña y solo uno de los de la ciudad del Lérez. De Lugo -tres en la capital y nueve en total en la provincia- y Ourense querían quedarse únicamente con dos de los once puestos de venta de prensa que se mantenían activos en su momento. De ahí que varios de los empleados de Regaki propusieran entonces constituirse en una cooperativa o alguna otra figura legal para hacerse ellos mismos con las concesiones. Sin embargo, llegado el momento, y vista la evidente inclinación del administrador concursal por ceder los derechos de explotación a los exdirectivos, se retiraron y Kigal (Kioscos de Galicia) se quedó como único candidato para todos los puestos de la comunidad.

Sin prisa pero sin pausa

A juzgar por los hechos, los trabajadores no iban muy desencaminados en sus sospechas. La nueva empresa se presentó en redes sociales el 27 de diciembre del 2015, y dos días después inauguraba el primero de los negocios, en la plaza de Europa de Culleredo. Lo hacía a través de la asociación sin ánimo de lucro Atradisga, que entonces anunciaba su objetivo de alcanzar el medio centenar de empleados en cuestión de meses. «Pronto», anunciaban. Tres meses después reabrían sus puertas las instalaciones de Carral, y adelantaban que «el proyecto comienza a tomar la forma que nosotros deseamos, y esperamos en los próximos meses poder abrir al público el resto de quioscos en Pontevedra, Santiago y A Estrada. En ello estamos. Como se suele decir, ‘‘sin prisa pero sin pausa’’.

Efectivamente, no hubo ni la una ni la otra. No fue hasta junio cuando llegaron las inauguraciones de peso, las de los cuatro puestos del paseo marítimo de A Coruña: As Escravas, Casa do Sol, Torre y San Amaro. Sin embargo, la alegría tampoco duro mucho entre la plantilla de la ciudad herculina. Tras tres meses de normalidad, los sueldos empezaron a dejar de llegar, y en noviembre eran ya tres los que se adeudaban.

Mientras, en el resto de provincias los quioscos siguen cerrados y sus exempleados, como en el caso de los once -entre fijos y discontinuos- de Pontevedra sin trabajo. Solo una de ellos goza a día de hoy de un puesto de trabajo estable. Está empleada a media jornada y por una oenegé, eso sí.

Este periódico intentó sin éxito en los últimos días ponerse en contacto con los responsables de Kigal, que el pasado diciembre anunciaba en sus redes sociales que se convertía en punto de venta autorizado de la ONCE.

La empresa afirma que no arrastra deudas, pero sin aportar justificación documentada

Los quioscos originariamente explotados por Regaki están situados en puntos tan clave como la Alameda, la praza de Galicia y la avenida Xoán XXIII en Santiago -además de uno próximo al Museo do Pobo Galego que había cerrado con anterioridad-; la praza de Galicia, Rosalía de Castro, la avenida de Vigo y la playa fluvial en Pontevedra -junto al de la plaza de Barcelos, que nunca llegó a abrir-; la calle Concejo y la avenida de Santiago en Ourense; y la plaza Mario, de Santo Domingo y la Milagrosa en Lugo. Por eso su situación de abandono no pasa desapercibida para los habitantes de los municipios. Y por eso tampoco lo hacen para los diferentes partidos políticos.

Los de Lugo -Ciudadanos, Lugonovo y el Bloque- llevan un mes reclamando que se reabran los puestos de venta de prensa. Y el Concello de Pontevedra envió una consulta informal para conocer de primera mano el estado de las cuentas de Kigal antes de formalizar la concesión. Ayer por la mañana el gobierno local de la ciudad del Lérez recibía su primera respuesta en dos meses.

Reunión en persona

En ella, los responsables de la empresa solicitaban una reunión para explicar el caso en persona. Pero lo que el Ayuntamiento pontevedrés quiere es una «xustificación documentada» de que Kigal no arrastra deudas, a la vista de la gestión que ha llevado a cabo hasta el momento. Ni a su personal, ni a sus proveedores o clientes, y así se lo harán saber en un nuevo escrito que saldrá esta semana con destino a la firma con sede social está radicada en Ames.