Juan XXIII trata de poner fin a años de trámites para hacer su residencia

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

El colectivo, que ya cuenta con los terrenos, está pendiente ahora de la licencia de obra

20 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Desafortunadamente, aunque los recursos van mejorando, hay una pregunta que siguen haciéndose muchos padres de personas con diversidad funcional. Es un interrogante duro y triste, tal y como explicaba ayer Carmen Puga, una de las directivas del colectivo Juan XXIII, que atiende a ciudadanos con discapacidad intelectual: «Los padres se preguntan qué pasará con sus hijos si ellos enferman o se mueren, es la eterna pregunta de las familias». Contestar a esa cuestión no es sencillo, sobre todo, en el caso de Pontevedra, una ciudad en la que todavía no hay ninguna residencia específica para que personas con discapacidad intelectual puedan estar las 24 horas. Precisamente, Juan XXIII lleva cuatro años de trámites para tratar de paliar esa carencia; para construir una residencia propia. ¿Cómo va ese proyecto? Pues parece que ve la luz al final del túnel, aunque el colectivo está un tanto desmoralizado por la larga espera, por la lenta burocracia y los continuos retrasos.

Actualmente, Juan XXIII tiene ya los terrenos necesarios, cedidos por el Concello, para esa residencia, que cumplirá también la función de centro de día. La intención del colectivo, tal y como precisaba ayer su gerente, Nuria Luque, es que la obra se pueda empezar «en breve». Pero todavía están pendientes de la licencia. El último trámite que tuvieron que sortear fue juntar en una las escrituras de las dos parcelas que utilizarán, pegadas a su centro de día ubicado en Eduardo Blanco Amor. Una vez hecho ese requisito, todo depende de que el Concello les conceda el permiso y que, por fin, los obreros empiecen a trabajar. «Nosotros estamos muy agradecidos a todas las instituciones y, por supuesto al Ayuntamiento, entendemos que hay que sortear todos los trámites y plazos, lo que pasa es que tenemos mucha necesidad de la residencia», señalan.

El hecho de que en la ciudad no haya ninguna residencia para personas con discapacidad intelectual ya hizo que algunas personas tuviesen que marcharse a centros de sitios como Vigo. El problema, en estos casos, «es el desarraigo que eso supone. Cuando uno no puede pasear por su ciudad, ni estar con su entorno pues es un problema», defiende Carmen Puga.

Plazas y servicios

La construcción de la residencia implicará contar con un total de 23 plazas de atención las 24 horas, y 21 más de centro de día. Estas dependencias se sumarán a las que ya tiene la entidad tanto en Pontevedra como en Cangas. Entre ambos lugares cuenta actualmente con un centro educativo, dos de carácter ocupacional y otro par más de atención de día. En total, atienden a unas 200 personas. ¿Hay sitio para más? No. Las dependencias están al completo y hay lista de espera. Conforme se van produciendo vacantes se va dando entrada a nuevos usuarios.

La directiva, pendiente de la licencia, espera empezar las obras en cuanto tenga permiso. Entonces, empezará también una batalla paralela: la de ir completando la financiación necesaria para poner en marcha el servicio.