Una jugadora, seis camisetas

lorena garcía carlvo VIGO / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Heba Bermúdez juega en un equipo federado, dos aficionados, en fútbol playa y está en las selecciones

10 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Al repasar la agenda de entrenamientos y partidos de la semana Heba Bermúdez (Cangas, 1978) necesita unos segundos para centrarse y recitar el lugar, el día, la hora y el club. Es lo que pasa cuando tu vida deportiva se distribuye en cuatro equipos -entre fútbol sala y fútbol playa- y dos selecciones. La agenda está llena de eventos y a veces no es posible compaginarlos todos. Entre risas Heba desvela cómo se metió en semejante fregado. Desde pequeña el fútbol sala y el fútbol playa han ocupado muchas horas en su vida y en los últimos tiempos el tema ha ido a más. En invierno compagina el Cidade de Pontevedra de Segunda Nacional con el Bértola de Liga Metropolitana (no federado) y un equipo mixto de Cangas de la liga local (no federado), y en verano el Bala Azul murciano de fútbol playa con las selecciones gallegas y española. Media docena de camisetas de las que disfruta como una mocosa pero a las que a veces cuesta acomodar en el planing.

Lo suyo con el balón fue amor a primera vista. «A mí lo del fútbol sala me gusta desde siempre, desde pequeñita. Ya en el colegio me pasaba la vida jugando con los niños. Luego, en verano jugaba torneos con un equipo que organizaba yo. En invierno los chicos me decían que jugara con ellos en las ligas de fútbol sala pero me daba pereza». Hasta que con catorce años al fin se animó y desde entonces apenas ha parado. El Cíes Vigo, un equipo de Mos, otro de Beade, otro de Moaña… Su historial es amplio y fútbol playa y fútbol sala conviven en harmonía.

Con el invierno azuzando, Heba Bermúdez se pasa en los pabellones y los fines de semana intenta encajar más de un partido. Lo que siempre es posible. «Si juego en casa puedo jugar más de un partido, si no, solo puedo hacerlo en uno, depende de lo largo que sea el viaje». O de si uno es sábado y otro domingo. Encaje de bolillos en una disciplina que le roba horas pero le devuelve ilusión. Bien sea sobre pista o arena.

Durante muchas temporadas Heba tuvo la versión indoor como principal entretenimiento, a pesar de que donde más disfrutaba era sobre la arena. Pero en el 2011 la selección gallega de fútbol playa se cruzó en su camino y admite que es al lado del mar donde mejor se lo pasa. «Me gusta mucho más. No sé el por qué. Quizás es el ambiente, o estar en la playa, porque realmente esfuerzo requiere mucho más. Tienes que estar muy bien físicamente porque de lo contrario no aguantas ni un minuto. Pero es que lo de estar descalzos, la forma de jugar, lo disfruto mucho más», argumenta.

Los meses de invierno, largos y lentos, los quema Heba a cobijo en los pabellones compitiendo y poniéndose en forma para cuando el sol vuelve a reinar. Con la selección gallega y la española de fútbol playa ya sabe lo que es disputar torneos y el verano pasado, por primera vez, probó a nivel de clubes. «Fui a jugar la EuroWinner a Italia con un club de Cataluña y jugué la liga nacional con el Bala Azul de Murcia. Me habían visto con las selecciones y se fijaron en mí». Y esa competencia a nivel de equipos ha sido enriquecedora.

«La experiencia fue muy buena, de hecho en la liga nacional quedamos primeras. Para jugar la liga me fui un poquito antes a Murcia para entrenar con el equipo pero para el Europeo me fue imposible concentrarme antes». Dos experiencias únicas e irrebatibles que hacen que cada hora de esfuerzo merezca la pena.