Excursiones fugaces que acaban con un «oh Dios, cómo no vinimos antes»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Un sondeo entre los forasteros confirma lo que dicen las guías; la mayoría de quienes nos visitan no se esperan su belleza

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía recientemente una guía turística pontevedresa que todo el mundo, venga del país que venga, suele tener una imagen de Santiago de Compostela en la cabeza. «Es raro que no hayan visto alguna foto del Obradoiro o de la catedral», señalaba. Pero que no son tantos los que tienen en su imaginario alguna estampa de Pontevedra. De hecho, decía ella, las referencias que tienen son escasas, lo que hace que, una vez de visita en la urbe, acaben quedándose de piedra con lo que ven. «Es la ciudad que más sorprende de Galicia», insistía. A pie de calle, no es difícil certificar sus palabras. Ayer mismo se podía comprobar en el centro histórico.

Vayamos al caso más exagerado. Una joven de Santander, acompañada de dos amigos y que llevaba cuatro días de visita en Galicia -solo estuvo en Vilagarcía-, perdió el autobús que debía devolver a su tierra. Eso le dejó un margen de cinco horas para conocer Pontevedra. Solo unos minutos después de recorrer el casco antiguo, señalaba: «Esto es increíble, me parece todo precioso. No sabía que esta ciudad era tan bonita, impresionante la verdad. Me sonaba sobre todo Santiago, pero no sabía que Pontevedra era así». Hablaba así delante de la Peregrina, y poniendo ya rumbo hacia el convento de San Francisco y A Ferrería. «Me voy realmente encantada», insistía. A pocos metros, esa misma sensación recorría el cuerpo de un grupo de andaluces que, en excursión, recorrían la ciudad. En medio de la calle Real, mientras intentaba hacer una foto a sus compañeros de viaje, a una mujer le salía de dentro: «Oh Dios, cómo no vinimos antes. Esta ciudad es muy bonita». Contaba ella luego que había estado en Galicia en varias ocasiones, pero que nunca había pisado Pontevedra, de ahí su sorpresa con la urbe. «No tenía ni idea de que fuese así, con tanta piedra como Santiago», añadía.

Sorpresa con la arquitectura

Si uno iba hasta la plaza de España, se llevaba una impresión similar. Allí, una pareja de brasileños insistían en que la arquitectura les estaba dejando boquiabiertos. Ellos también estaban de paso. Así que la pregunta es clara: ¿La asignatura pendiente del turismo pontevedrés es convertir esas visitas fugaces, a lo sumo de un día, en estancias más largas? Puede ser. Aunque ayer también aparecían turistas que tenían fijada aquí su pernocta.

Nuevamente, vayamos al caso más claro. Una pareja de San Sebastián señalaba que visitaba por primera vez Galicia y que toda su estancia, de más de una semana, será en Pontevedra. ¿Por qué? El hombre lo explicaba: «Pensamos en Vigo y nos parecía demasiado grande y Santiago muy llena de turistas. Creemos que aquí vamos a encontrar el encanto que buscamos, y me parece que no nos equivocamos», señalaban mientras empezaban una ruta por el casco histórico, con la idea de buscar un sitio «popular» para comer. Otra pareja, de Málaga, también dormía en la ciudad. Pero solo estará aquí un día o dos: «Conocemos bien Pontevedra, venimos siempre», decían.