¿Funcionan bien los bancos de libros?

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Directivos de centros, padres de alumnos y Concello valoran el sistema implantado por la Xunta el curso pasado que obliga a los colegios a gestionar su propio fondo

01 sep 2016 . Actualizado a las 10:36 h.

Los bancos de libros de colegios e institutos sustituyeron el pasado curso 2015/2016 a los fondos municipales y a los que gestionaban directamente y de forma voluntaria algunas asociaciones de padres de alumnos. La Consellería de Educación estableció entonces que cada centro tenía que crear su propio banco. Lo denominó «fondo solidario» y fijó que tenían que administrarlos los propios colegios, aunque se facultaba a los directores a solicitar ayuda a las ANPA. Algo que en Pontevedra fue cuestionado por la Fanpa, la federación que aglutina a las asociaciones.

Concluido el curso y con el nuevo ya en el horizonte, ¿qué balance se puede hacer del nuevo sistema de préstamo de manuales en la ciudad? Centros, padres y Concello dan su visión. Para los colegios asumir la gestión del banco de libros supuso «un trabajo extra». Tanto es así que Educación dotó a determinados CEIP de un auxiliar administrativo. Aunque sus tareas son más, este personal se encarga también del programa de la Xunta sobre ayudas y fondos de libros.

Los auxiliares empezaron a trabajar el pasado mayo y siguen en las plantillas de los centros. Se asignaron a CEIP con más de 400 alumnos o a centros con más de 350 con servicio de transporte y comedor. El A Xunqueira I ya lo tenía antes de adoptarse la medida, y se incorporaron a los colegios Campolongo, Vilaverde-Mourente, Praza de Barcelos, A Xunqueira II, Manuel Vidal Portela y Álvarez Limeses.

La directora del Álvarez Limeses, Aurora Cañizares, apuntó que contar con un administrativo supuso «un avance» y «una descarga de trabajo para el equipo directivo». Este colegio, que apura estos días diversas obras de mejora, tiene ya dispuestos en bolsas individuales los libros asignados a cada alumno que tiene derecho a ellos. Las familias que en su día recibieron el cheque para comprar manuales tuvieron que devolverlos obligatoriamente para optar al fondo. «Todo lo que se devuelve se reutiliza porque en seis años no pueden cambiar los libros. La preferencia es siempre para las rentas bajas, cuanto más baja, más libros», explicó Cañizares.

El proceso, en el que juegan un papel fundamental los tutores, se inicia a finales del curso con la recogida de los libros. Se les entrega un papel firmado con acuse de recibo, y lo mismo cuando se reparten los del curso siguiente y con el compromiso de devolverlos en buen estado. En el Álvarez Limeses, en torno a un 40 % de los alumnos de cada curso de primaria -de 3º a 6º, porque en 1º y 2º los libros son fungibles y no se pueden reutilizar- reciben manuales del fondo de libros. En general, desde el equipo directivo se remacha que funciona «bien» y que solo en un caso hubo un manual que se entregó en muy mal estado. Desde la dirección se anima a las familias que compran sus libros a donarlos al centro si no tienen hermanos que los vayan a usar. «Donaron unas 15 familias. Algunos no lo hacen porque creen que igual les pueden hacer falta para consultar algo, pero estaría bien que quien pueda los done para que el fondo siga creciendo», remachó Cañizares.

Por su parte, desde la Fanpa señalaron que se han corregido algunos aspectos de funcionamiento y ven «lógico» el refuerzo de los colegios con personal administrativo, ya que la gestión documental no es algo que corresponda a los profesores, afirmaron. «No tenemos grandes quejas de las ANPA, porque se han mejorado algunas deficiencias. Aunque sabemos de algún caso donde el proceso de recogida no se hace con un mínimo de garantías», subrayó su presidente, Rogelio Carballo. También insistieron en que todos los alumnos pueden participar, aunque la preferencia sea para las rentas bajas, y echaron en falta una línea de ayudas para la compra del material de los cursos de infantil.

Desde el Concello indicaron, por su parte, que el banco municipal ya no tiene razón de ser cuando es la Xunta quien marca las directrices y establece que cada centro tiene que tener su propio banco. La concejalía de Benestar Social había anunciado la desaparición del banco de libros municipal, ubicado en la Casa Azul, en octubre del 2014.