Las llamas vuelven a Ponte Sampaio

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

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López Penide

Medio Rural confirma que solo está activo el incendio que afecta a la parroquia de Viascón, en Cotobade, municipio donde se ha controlado el que se inició en Tenorio. De igual modo, están controlados los fuegos de Pontevedra y Caldas

11 ago 2016 . Actualizado a las 18:08 h.

La última hora de los incendios forestales que afectan a la comarca de Pontevedra apunta en la dirección de que solo uno de los fuegos se considera activo. Es el que tuvo su origen en la tarde de ayer en la parroquia de Viascón, en Cotobade. Las primeras estimaciones de Medio Rural señalan que la superficie calcinada supera las veinte hectáreas, de tal modo que en la zona están trabajando cuatro agentes, siete brigadas, otras tantas motobombas y dos palas.

De igual modo, la consellería califica de controlados los incendios ocurridos en Tenorio, en el mismo municipio de Cotobade y que afectó, en principio, a 365 hectáreas, de las que 255 son arboladas y las restantes 110 son monte raso; en Caldas, fuego en el que resultaron calcinadas más de trescientas hectáreas de arbolado; y el de la parroquia pontevedresa de Lérez, que se extendió a lo largo de unas diecisiete hectáreas.

En la ciudad del Lérez, los voluntarios de Protección Civil controlan el incendio que comenzó la tarde del miércoles en Ponte Sampaio. Existe el temor de que las llamas puedan revivir en función de las condiciones meteorológicas que se registren.

Jornadas de tensión

Por el flanco sur de la ciudad, la parroquia de Ponte Sampaio, y por el norte, las de Verducido, Lérez y Cerponzóns. Ayer, las llamas cercaron la ciudad de Pontevedra con dos grandes incendios que calcinaron, cada uno de ellos, más de una veintena de hectáreas.

Pasaban de las once y media de la noche del martes cuando los vecinos de Verducido observaban desde sus viviendas como el fuego comenzaba a devorarlo todo a su paso. En las horas siguientes, se extendería a la parroquia de Lérez, principalmente a la zona de O Castelo, y se adentraría un poco en la de Cerponzóns, donde se frenaría su expansión.

En O Castelo, al igual que ocurre con el incendio que se declaró el lunes en Tenorio (Cotobade), tienen claro que la mano del hombre está detrás de estos sucesos. «Debió de ser un mismo coche el que los fue provocando. Obviamente, fue intencionado. Los fue causando de una forma continua», señaló Iván González, quien contabilizó tres o cuatro focos distintos en un tramo de apenas kilómetro y medio al paso de la carretera de O Castelo. «Creo que había alguno más, es lo que me contaron», añadió.

En aquel momento, el fuego «era pequeño, de unos treinta o cuarenta metros cuadrados». Sin embargo, «en escasos cinco o diez minutos, con el vendaval, se extendió. No había forma de pararlo».

Medio Rural estimó que se vieron afectadas cerca de treinta hectáreas. En su control trabajaron un técnico, cinco agentes, nueve brigadas, seis motobombas y un helicóptero. Una brigada regresó sobre las once de la mañana de ayer, dado que las altas temperaturas y las rachas de viento Nordés reavivaron el fuego.

Seguía activo cuando, sobre las cinco menos cuarto de la tarde, se desató un incendio en Ponte Sampaio. Allí, la Policía Local y los Bombeiros de Pontevedra tenían habilitado un dispositivo para controlar la evolución del fuego que arrasaba Soutomaior por si se adentraba en Pontevedra. Sin embargo, tal y como confirmaron desde Medio Rural, se originó otro fuego distinto que, a las nueve de la noche, estaba afectando a los lugares de Forniño, Rañadoiro, Acevedo y Vilar, donde este martes ya se había conseguido extinguir un pequeño foco.

La virulencia de las llamas fue tal que se tuvieron que cortar varios accesos por carretera, así como se desalojaron media docena de viviendas, mientras que la proximidad del fuego amenazaba a otras que, en la actualidad, están deshabitadas. En Forniño, de hecho, fueron los propios vecinos los que recogieron a una mujer mayor que vive sola y en cuya finca ardieron una casa abandonada, un alpendre y un galón.

Los voluntarios de Protección Civil se volcaron en este dispositivo, principalmente talando los árboles próximos a las viviendas y refrescando aquellas otras que ofrecen un mayor riesgo.