«Saber envejecer» tras el cáncer

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

A Jesús Villanueva le detectaron un tumor de colon tras una prueba sencilla. Muy recuperado, cuenta su experiencia

01 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Un duro golpe emocional que me ha dejado secuelas mentales, físicas no sé». Así se refiere Jesús Villanueva Saavedra (Vila de Cruces, 1950) a la batalla inesperada que hace un año y medio libró contra un cáncer de colon. Una enfermedad que no había dado síntomas y que le descubrieron en una fase avanzada (estadio III). Este aparejador de profesión, que se jubiló a principios del 2016, está hoy muy recuperado. «Me encuentro francamente bien. Ahora esos malos momentos están olvidados y ya no tomo nada para eso, solo una pastilla para el colesterol», cuenta.

Pero Jesús es prudente. Al prinicipio se sometía a controles cada tres meses. Este enero pasó una colonoscopia y en diciembre le espera un TAC. «Ahora los controles son más espaciados en el tiempo, pero para decir que he vencido al cáncer hay que esperar cinco años o más», relata. En su caso, una sencilla y barata prueba para detectar la sangre oculta en heces permitió después descubrir dos pólipos.

En el año 2014 su mujer, Marisé Crespo, presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Pontevedra, ya venía luchando para que Sanidade implantara el programa de detección precoz del cáncer colorrectal en el área sanitaria. Como los trámites no iban a ser inmediatos -el plan se puso en marcha este verano-, el matrimonio acudió a su médico de cabecera y pidió hacerse la prueba. Y ahí apareció el cáncer de Jesús. Él no sabe qué hubiera pasado de no hacerse ese test. «No le doy demasiadas vueltas al tema, prefiero olvidarlo», dice este pontevedrés.

Tras el positivo de esa primera prueba, le realizaron una colonoscopia a principios de diciembre del 2014. «El Sergas tiene lo que se llama una vía rápida para este tipo de cáncer y el 9 de enero del 2015 me operaron», recuerda Jesús. Luego vino la etapa más complicada. Un tratamiento con quimioterapia de dos tipos (pastillas y por vía intravenosa) que duró siete meses. «Todo fue bien, no tuve complicaciones, me cortaron 18 centímetros de colon, pero no tuvieron que hacerme un ano artificial», apunta.

Con la distancia que da el paso del tiempo, Jesús reconoce que le costó verse enfermo. Él que en una carrera profesional de 42 años no había necesitado de ninguna baja laboral. Tampoco había estado enfermo, más de allá de una pequeña gripe. Este aparejador que trabajó para el grupo San José tampoco tenía antecedentes familiares de cáncer colorrectal.

Lo que peor lleva de las colonoscopias de control es la preparación previa. «Hay que limpiar todo y estás pegado al váter», remacha. En su caso el sistema sanitario funcionó al existir esa vía rápida, aunque hay que «tener paciencia». Subraya la importancia de la prevención y reconoce que amigos y conocidos suyos que están entre los 50 y los 69 años también se hicieron la prueba al enterarse. Funcionó el boca oreja. «Conozco más de un caso, y también de alguno que no quiere hacérsela. Ahora ya no hará falta porque a todos los de esa franja de edad les llegará la carta para participar en el programa», comenta.

Aunque lo principal es la salud, también hay que tener en cuenta el coste económico derivado de la atención médica, afirma. «El coste de la prueba es irrisorio, por eso el mejor gasto es en prevención. El retorno que deja es no tener que hacer operaciones, quimioterapia, pruebas...».

Y el cáncer, ¿le ha cambiado en algo a nivel personal? Jesús se toma unos segundos antes de contestar. «Quizá no soy tan vehemente en los planteamientos de las cosas. Todo es relativo». Y añade: «Soy menos expresivo que antes, pero intento disfrutar de las pequeñas cosas y saber envejecer». Entre esas cosas de las que disfruta está jugar al golf y estar con su nieto de 6 años. También viajar con su mujer. Y cuidarse. Va a natación terapéutica para evitar dolores de espalda. Siempre vigiló su alimentación y ahora más, aunque deja caer que en las enfermedades también pesan la genética y los factores ambientales.