No son abuelas, son superhéroes

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

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Con el fin del colegio, empieza su época de trabajo duro: cuidan a nietos y bisnietos sin normas ni peros; solo dando amor

23 jun 2016 . Actualizado a las 12:15 h.

A partir de hoy, los verán por todas partes. No forman ningún ejército. No tienen grupos de Whatsapp en común. Ni siquiera se paran demasiado a tomar café juntos. Pero les une a todos lo mismo: son abuelos o bisabuelos que durante el curso suelen echar una mano con los nietos para poder conciliar vida familiar y escolar y que, ahora que el curso escolar ha tocado a su fin, se convierten en un pilar imprescindible, en la tabla salvavidas de quienes no tienen los mismos días de vacaciones que sus pequeños. Luego están sus nietos. A ellos también les une algo: tienen la guardería de los mimos y el campamento de los abrazos a su disposición de mano de sus abuelos. Basta contar tres historias para demostrarlo. Dos suceden en Pontevedra y una tercera en A Illa de Arousa.

mercedes y sus dos niños

La abuela que los lleva «a donde haga falta».

Comenzamos en la capital pontevedresa, con Mercedes y sus dos nietos, Paula y Rafa, de cinco y seis años. Está la mujer haciendo cola en un hinchable a pleno sol. Pero no pone mala cara. «Hay que hacer de todo para que estén contentos». Ella, ayudada por su marido, los cuida todo el año para que los padres puedan conciliar vida profesional y familiar. Ahora, en verano, tiene «el doble de trabajo», dice primero. Y uno piensa que está un poco cansada de tanto trajín. Pero nada más lejos de la realidad: «A veces es agotador, pero disfruto muchísimo de ellos. Dos veces por semana duermen en casa. El abuelo también ayuda bastante, así que vamos tirando», dice ella. Mercedes es una abuela joven. Tiene 60 años. Así que no le asusta ni llevarlos al parque, ni a la playa ni, como ayer, controlarlos en medio de unos hinchables llenos de niños. «Vamos a todos lados, claro que sí», señala ella. Mercedes reconoce que los consiente. No en las comidas, que las hace igual para todos, «pero sí en las chucherías de la tarde». A su lado, el pequeño Rafa pone mala cara porque no quiere entretenerse, no sea que pierda la cola del hinchable en el que va a subir. Pero Paula se ríe: «Quiero mucho a la abuela», dice y baja la cabeza. Y, Mercedes, aunque feliz, remacha: «Mejor están siempre con la madre, pero no puede ser, qué se le va a hacer».

pepita y su bisnieta

Siempre juntas, «hasta que llegue el día de ir a la guardería».

Pepita ya crio a sus nietos. Mañana, tarde y noche. Y, ahora, a los 70 años, todavía en plena forma, le toca encargarse de una preciosidad de quince meses. Su jornada de abuela es de tiempo completo, aunque ella diga «bueno se la llevan prontito, estamos juntas todo el día pero a las siete de la tarde se marcha con los padres». Así pasarán el verano. Quizás, el año que viene, vea reducido su trabajo. «Igual va a la guardería, no sé», indica. Pero, por ahora, paseos juntas, tardes de parque y mimos. Ella va en su sillita, tranquila. La bisabuela la saca un momento, la coge en brazos y... Ya no hay manera de volver a sentarla. «Ya ves que tiene carácter, pero es muy buena», dice la mujer, vecina de Pontevedra y con una experiencia laboral bien grande. Empezó a trabajar a los doce años, primero en una farmacia. Y luego en una casa. Dejó su ocupación laboral cuando tuvo que convertirse en superabuela. Y en ello sigue, ahora con su bisnieta.

moncha, esa supermujer

Cuida a una nieta, tres bisnietos y hace la comida... ¡para catorce personas!.

Moncha, de A Illa, que en realidad se llama Ramona Bouzón, es de esas mujeres capaces de hacer varias cosas a la vez y no solo hacerlas todas bien, sino hacerlas de buen humor. Está ella en la hora de la comida -a veces sienta a la mesa a catorce personas, ya que su familia es amplia-, preparando pescado para la prole. Van a llegar sus bisnietos del colegio y los tiene que sentar a la mesa y, sin embargo, aparenta tranquila: «Vai todo moi ben, eu estou encantada de poder axudar. Coido da neta, que ten doce anos. E dos tres bisnetos, de oito e tres anos e de dez meses. Pero non me importa nada. Ás veces hai algún que pelexa pero nada... Cousas pequeniñas». Moncha es de las que se apuntan a un bombardeo, y si hay que llevar a toda la tropa al parque la lleva. Si hay que cruzar la calle y vigilarlos en la playa lo hace. Y, por supuesto, tiene una sobrada experiencia en fiestas infantiles y cumpleaños: «A min chámanme a avoa dos cumpres, porque vou a un montón deles. Os nenos teñen que pasalo ben e, se hai que levalos, lévoos e punto». En verano, Moncha ejercerá de abuela activamente mañana y tarde. Pero, de momento, tiene menos carga de trabajo del habitual: «A neta, que é a maior, marchou de excursión. Así que estou cos tres pequenos. É moi boa, pero ás veces a maior é a que máis traballo da, porque é algo contestona, pero iso nada... Cousiñas da adolescencia que van pasando e punto». Darles de comer, llevarlos al parque y a la playa, cuidarlos... ¿Y Moncha no se divierte nunca, no tiene un momento para sí misma? Ella dice que sí, que lo que le sobra es tiempo para disfrutar: «Vou a clases de calceta e pásoo moi ben», dice. Luego, cuenta algo en el que, seguramente, muchos se verán reflejados: «Estou gozando cos meus netos e bisnetos de todo o que non puiden facer cos meus fillos».