¿Qué valor económico tiene un tapón solidario?

m.?h. pontevedra / la voz

PONTEVEDRA CIUDAD

Una tonelada se paga a 230 euros. Para juntar una tonelada hay que reunir 500.000 tapones.
Una tonelada se paga a 230 euros. Para juntar una tonelada hay que reunir 500.000 tapones.

18 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es inevitable, quizás porque estamos acostumbrados a medir milimétricamente la rentabilidad de cada uno de nuestros actos, pensar qué rendimiento económico tiene un tapón solidario cada vez que uno guarda en el bolsillo una tapa para reciclarla. Realmente, ateniendo a los números, se trata de una labor poco productiva. No en vano, para obtener un total de 230 euros hay que reunir nada menos que 500.000 tapones o, lo que es lo mismo, una tonelada de plástico. Afortunadamente, la recogida punto por punto se lleva a cabo, en la mayoría de los casos, con voluntarios, ya que de lo contrario sería imposible costear el transporte.

¿Qué ocurre luego con los tapones, dónde se guardan antes de ser reciclados? Hay distintas entidades que recogen los tapones y luego los venden. En la zona de O Salnés la que tiene más impronta en la Fundación Amigos de Galicia, que actualmente recoge las tapas para ayudar a varios críos, cuya historia se puede leer en la página web de la entidad. Uno de ellos, Alex, es más que conocido en las redes sociales. Su madre, encargada de comandar un batallón solidario, publicaba ayer mismo que la fundación les había comunicado que entre ella y su marido juntaron casi 800 kilos de tapones. Eso implica pasar muchos días en la carretera intentando juntar las tapas. Aunque también hay quien se los lleva a casa.

En Pontevedra, la entidad que se lleva la palma en la recogida es Banta o, lo que es lo mismo, el Banco de Tapóns do Baixo Miño. En este caso, la cosa va por campañas de 3.000 euros. Ayudaron, por ejemplo, a Candela, una preciosidad pontevedresa con un afán de superación tremendo. Y ahora mismo se juntan tapones para Brais, de Moaña, y Jorge, de Oleiros. En el grupo de Facebook del banco también se puede conocer la vida de estos dos pequeños héroes, que pese a la discapacidad que tienen luchan cada día por superarse.

Quienes van punto por punto recogiendo tapones no solo los llevan a un almacén a la espera de que un camión los traslade hasta la planta de reciclaje. Hay toda una labor de por medio. Por ejemplo, es necesario clasificar y limpiar basura para evitar problemas. No en vano, en las bolsas de tapones suelen colarse desde una enorme cantidad de pilas a tapas de latas o incluso otros enseres más estrambóticos. «Un día me encontré una cadena de una motosierra», recordaba ayer Ricardo, un taponero de los pies a la cabeza.