Rubén Bendaña trabaja trece horas diarias tendiendo su tienda de café para llevar, ubicada en plena calle de la Oliva. Sabe que no puede continuar con ese ritmo mucho más tiempo, y espera que para cuando llegue junio las cuentas den para contratar a una persona media jornada. Lo máximo que ha conseguido hasta el momento, cuando se cumplen tres meses de vida de su proyecto personal, es contar con una trabajadora que le sustituya los domingos. Es el único día de la semana que puede permitirse el lujo de hacer algo de vida personal. Su empleada le cuesta unos 900 euros al mes entre el salario y la Seguridad Social, así que calcula que para tener a alguien todos los días -la mitad de la jornada- necesitaría ganar unos 8.000 euros al mes. Solo así podría permitirse pagarlo. Para ello tendría que hacer entre 220 y 230 euros de caja diarios. Son muchos cafés, y más cuando el margen de beneficio de cada uno es tan exiguo. Echa de menos alguna ayuda de la Administración, que solo le financiaría un contrato de formación, que le obligaría a estar con el aprendiz.