Alberto Sada Pereiro contaba con poder contratar a alguien que le echara una mano en su apuesta personal. Se trata de una vinoteca con opción a degustación y, como se trata de su pasión, al principio apenas le costaba dedicarse mañana y tarde a ella, pero con el paso de los meses, y van ya quince, el ocio comienza a convertirse en una necesidad.
Aún no ha desistido de la idea de contar con un empleado del que pueda disponer los jueves, viernes y sábados por la noche en caso de que la demanda lo requiera. Le costaría, según los cálculos que ha hecho con la ayuda de la gestoría, unos 800 euros, lo que le obligaría a ingresar un total de 1.800 cada mes. Durante las mañanas y el resto del día, se arregla él solo sin problema. Berto, por lo menos, tuvo claro desde un principio que los domingos son para él y para todo lo que le da la vida fuera del trabajo. Lo más grave para este empresario de 36 años es la cuota de autónomos. «Me machaca porque tiene unas cantidades demasiado altas para lo que ganas a veces». Además, en el mundo del vino hay que estar siempre a la última.