«Cada quince días estaba en la oficina del paro»

C. García de Burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

29 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Montserrat Mareque es una de esas pruebas irrefutables de que nunca está todo perdido y de que ser responsable en el trabajo en muchas ocasiones tiene recompensa. A los 42 años y tras cuatro en paro, firmó un contrato indefinido a media jornada. Fue en julio del año pasado. Aunque no con tanta profundidad como ahora, ya conocía su lugar de trabajo. Y a su jefa. Lo había sido durante tres meses entre noviembre del 2014 y enero del 2015. Entonces había sido gracias a un contrato en prácticas por tres meses subvencionado por el Concello de Pontevedra. No tenía Seguridad Social, pero por lo menos le sirvió para coger algo de experiencia en su nuevo trabajo y, lo que es más importante, para demostrarle a la dueña de la frutería y tienda de alimentación El Tío Javi, Thirsa Touriño, sus dotes como empleada. Por eso, tan pronto Touriño amplió su línea de negocio y se dio cuenta de que necesitaba otras dos manos en su tienda, llamó a Montse. La pontevedresa, vecina de Mourente, no contaba con ello. Aun así, no dejaba pasar una oportunidad desde que abandonó la furgoneta en la que realizó la venta ambulante por las aldeas durante diecinueve años. Pero sus clientes, personas mayores, eran cada vez menos. También tenía claro que no quería dedicarse a lo que estudió, peluquería, porque se paga muy mal y se trabajan demasiadas horas, dice. Con dos hijos y un marido con empresa propia, la mujer cuenta cuál fue su logro: «No paré ni dejé de moverme y hacer cursos. Cada quince días estaba en la oficina del paro par ver qué había».