CrossFit o el camino hacia la felicidad

Manuel Blanco

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

Es la disciplina del momento. Una fusión de deportes que combina en amenas pero exigentes sesiones ejercicios que fortalecen todos los grupos musculares

20 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El CrossFit es, en sí mismo, un oxímoron. ¿Se puede disfrutar sufriendo? ¿Puede un ser humano engancharse a una disciplina que lleva tu cuerpo al límite? Con solo dos sesiones a sus espaldas, este que escribe asegura sin dudarlo que sí. Que tras su indiscutible éxito se esconde un compendio de encantos para todo aquel que quiera incorporar el deporte a su día a día: seguimiento personalizado, exigencia, variedad, mejora física... Para descubrir qué hay detrás del bum de esta disciplina de origen estadounidense acudimos al box (así se definen sus gimnasios) de Pontevedra, el primero que se abrió en Galicia y uno de los pioneros en España. Bajo la atenta mirada de sus dos entrenadores e impulsores, José Ignacio Álvarez y Luis Lalín, nos someteremos a dos entrenamientos distintos, ambos característicos de este deporte. Ambos tan exigentes como estimulantes.

Para arrancar, quizás sea conveniente aclarar que el CrossFit representa la fusión de varios deportes: atletismo, gimnasia deportiva, halterofilia, kettlebell... De cada una de estas disciplinas se extraen ejercicios con los que se elaborarán rutinas de entrenamiento. Siempre distintas. Siempre divertidas. Siempre extenuantes. ¿El objetivo? Trabajar cada músculo del cuerpo, pero muy especialmente el core, el santo grial de los entrenadores en nuestros días. El área que engloba toda la región abdominal y la parte baja de la espalda. Un core fuerte es un escudo contra las lesiones y un arma de incalculable valor para optimizar el rendimiento físico.

Y es esta, probablemente, una de las claves del éxito del CrossFit. En el box de Pontevedra, pero también en cualquier otro según nos explican José Ignacio y Luis, es frecuente encontrar deportistas de élite entrenando al lado de amas de casa. Zagales bien robustos con vetustos señores que peinan ya unas cuantas canas. Todos harán la misma rutina. ¿La diferencia? Obviamente los pesos con los que trabajarán, la intensidad y las repeticiones que realizarán en algunas series.

Técnica y esfuerzo

Los dos entrenadores de CrossFit Pontevedra han preparado sendas rutinas que llevarán al redactor al territorio de las endorfinas, ese estadio en el que, tras sufrir lo suyo, se empieza a liberar la molécula de la felicidad. La primera combina ejercicios con kettlebell, comba y sentadilla en arrancada desde el suelo (los terribles burpees). El segundo día, un ejercicio de halterofilia, sentadilla libre, plancha en anillas y comba. Apenas una hora de intenso entrenamiento que llevará al periodista por encima de las 165 pulsaciones en algunos momentos. O lo que es lo mismo, máximo esfuerzo e intensidad. Es ahí donde surge la figura del entrenador, una suerte de guía espiritual para el grupo. Ellos se encargarán de que sus pupilos hagan las cosas correctamente, adaptándose a la técnica de cada ejercicio y con la intensidad adecuada, ni con excesivo relax ni con un superávit de euforia que pueda desencadenar una lesión.

En cada una de las series, la lucha es contra el tiempo (un reloj marca la duración de las series), pero sobre todo contra uno mismo y, seguro que también, contra los compañeros de entrenamiento. Un apasionante reto físico y mental que genera una inopinada adicción. Y es que uno termina cada sesión de CrossFit con la sensación de querer más. Y más. Y más...